Que en redes sociales se comparten trucos y consejos interesantes para aplicar en casa es algo indiscutible. Sin embargo, no todo lo que circula es válido y, antes de poner en práctica ciertos métodos, conviene consultar la opinión de los expertos. A mí, por ejemplo, me llamó la atención leer sobre el uso de productos y mezclas caseras para limpiar los radiadores, así que decidí investigar un poco más.
Poner a punto la calefacción es fundamental para que, cuando llegue el momento de utilizarla, funcione con la máxima eficiencia: que caliente mejor, más rápido y sin disparar el consumo energético. Sabemos lo importante que es purgar los radiadores, mantenerlos libres de polvo e incluso evitar cubrirlos. Pero también puede ser necesario limpiarlos por dentro, y aquí es donde el uso de amoníaco genera dudas. Por eso, vamos a ver qué opinan los profesionales al respecto.
El truco consiste en utilizar una pequeña cantidad —bien medida— de amoníaco mezclada con agua caliente para limpiar los conductos del radiador. Según los vídeos que circulan en Internet, es que este método es más rápido que purgar radiadores uno por uno, afirmando que puede limpiar zonas inaccesibles al aire de purga, entre otras ventajas.
Estos son los pasos que recomiendan llevar a cabo, siendo algunos comunes a la labor de purgado tradicional (es el caso de hacerlo con los radiadores y los conductos fríos):
- Primero, apagar el sistema y dejar que se enfríe.
- A continuación, cerrar las válvulas de entrada y salida del radiador.
- Una vez hecho esto, introducir una mezcla de agua caliente con una dosis moderada de amoníaco.
- Después dejar reposar o mover suavemente la mezcla para disolver los depósitos.
- Posteriormente, se drena esa solución sucia y se enjuaga varias veces con agua limpia para eliminar cualquier resto de amoníaco.
- Finalmente, se abren las válvulas y se vuelve a encender progresivamente el sistema.
Qué opinan los profesionales
Sobre el papel todo pinta bien pero he decidido investigar sobre el tema y buscar los que opinan al respecto fuentes especializadas —fabricantes de productos químicos para calefacción, guías técnicas y blogs de fontaneros— y las conclusiones son muy distintas.
En el ámbito profesional, desde la empresa de productos específicos Sentinel, aclaran que los técnicos utilizan productos químicos específicos diseñados para sistemas de calefacción, no amoníaco doméstico, que puede dañar los conductos. Estos productos rompen los lodos, óxidos y sedimentos internos sin dañar los materiales del sistema, ya que están formulados con un pH equilibrado.
Las empresas de fontanería y las empresas especializadas en radiadores recomiendan el uso de productos de limpieza específicos y no mezclas caseras y por ejemplo aclaran que en instalaciones con mucha suciedad, los técnicos recurren al “powerflushing”, un método que emplea bombas especiales para generar un flujo intenso que arrastra los lodos adheridos a las tuberías y radiadores. Después de aplicar el producto químico, se hace circular agua a presión moderada por el sistema hasta que el agua salga completamente limpia.
De hecho coinciden en que tras la limpieza, se rellena con agua nueva y se suele incorporar un producto inhibidor para prevenir la formación de óxido, lodo o corrosión a medio y largo plazo, garantizando así la durabilidad del sistema.
No es algo que deba hacerse a menudo. El mantenimiento completo del circuito suele realizarse cada varios años, y así lo aclaran desde HomeServe (una empresa especializada en el mantenimiento del hogar) dependiendo de la dureza del agua y el estado del sistema. En cambio, para radiadores individuales basta con purgarlos periódicamente para eliminar el aire, sin necesidad de aplicar limpiezas químicas tan agresivas.
Riesgos del método del amoníaco

Usar productos que no son los adecuados para limpiar el circuito por dentro, eliminando restos de cal y evitando que la corrosión estropee las tuberías puede ser contraproducente. Desde HomeServe avisan que “es importante elegir un producto que no dañe las tuberías y que esté especialmente diseñado para calefacción”.
Usar un producto que no sea específico como el amoníaco puede ser químicamente agresivo. En ciertas condiciones, reacciona con metales, soldaduras y juntas de goma, acelerando la corrosión interna. Esto se agrava si quedan residuos químicos tras un enjuague insuficiente. Por este motivo, las guías de fontanería desaconsejan su uso en tuberías o radiadores.
El problema de usar el amoníaco es que no hay control sobre su concentración. Una “dosis moderada” puede variar mucho y causar reacciones imprevistas con sedimentos o restos químicos del sistema. Además, su mezcla con otros productos, como la lejía, puede generar gases tóxicos, lo que representa un riesgo para la salud. Eso por no hablar de casos con suciedad o incrustaciones importantes, en las que el amoníaco es ineficaz.
Además es un proceso que requiere conocimientos previos ya que cerrar válvulas o manipular elementos del radiador sin experiencia puede provocar fugas o daños en las juntas. Si por ejemplo, después no se purga correctamente, pueden quedar bolsas de aire que afecten al funcionamiento del sistema.
Por qué es importante la limpieza
El mantenimiento de la calefacción en el hogar es esencial para prevenir averías y asegurar que el sistema funcione correctamente durante todo el invierno. Además de evitar imprevistos, una buena puesta a punto aporta múltiples beneficios tanto en eficiencia como en confort.
Mantener el circuito libre de cal, por ejemplo, reduce el consumo energético, ya que el sistema trabaja de forma más eficiente y requiere menos esfuerzo para alcanzar la temperatura deseada. También impide que el agua se degrade o acumule sedimentos, lo que evita la aparición de malos olores y obstrucciones internas.
Otra ventaja importante es que disminuye el riesgo de fugas o daños en las tuberías y radiadores, prolongando así la vida útil de la instalación. Por último, un circuito limpio favorece una mejor transmisión del calor, logrando una distribución más homogénea y un ambiente más confortable en toda la vivienda.
Lo que hay que saber

Para abrirlo hace falta un pequeño destornillador
Purgar el aire de los radiadores sigue siendo esencial para eliminar las bolsas que impiden la correcta circulación del agua en el sistema. Las limpiezas químicas pueden servir como complemento, pero nunca deben sustituir este proceso básico de mantenimiento.
Aunque productor como el amoníaco puede disolver grasas y restos orgánicos, no es un producto adecuado ni seguro para limpiar sistemas de calefacción. No elimina el lodo ni las incrustaciones, y puede dañar materiales sensibles o provocar corrosión. Además, su uso carece de control y puede acortar la vida útil del radiador. En resumen, no es un método fiable ni recomendable para el mantenimiento del sistema.
Imagen portada | Tubes Radiatori
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La noticia
No, limpiar así los radiadores no es lo ideal y los expertos lo confirman: puede costarte caro
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Jose Antonio Carmona
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