En casa reutilizamos botellas casi sin pensar, convencidos de que así reducimos el impacto ambientalo ahorramos dinero rellenándolas con agua del grifo. Sin embargo, con la creciente preocupación por los microplásticos, cada vez más personas se preguntan si este hábito tan extendido podría ser perjudicial para la salud.
No se trata solo de las botellas de plástico de agua o refrescos que compramos en el supermercado. También entran en juego las modernas botellas térmicas o de acero inoxidable que prometen mantener el agua fría o el café caliente durante horas. El uso continuado hace que a menudo existan dudas razonables sobre si estamos expuestos a sustancias dañinas cada vez que las rellenamos.
Microplásticos. En los últimos años se han encontrado microplásticos en el cuerpo humano, desde la leche materna hasta los testículos. Parte de la preocupación gira en torno al bisfenol A (BPA), una sustancia que puede liberarse desde algunos plásticos, y a la posible acumulación de bacterias si no se limpian bien los envases.
Los matices de la ciencia. Varios estudios recientes han analizado la liberación de bisfenoles y ftalatos en condiciones de uso real. Uno de 2021 comprobó más de veinte tipos de botellas reutilizadas durante semanas y no encontró migración detectable de BPA al agua, ni siquiera tras un uso prolongado. Lo mismo ocurre con las botellas de aluminio o acero inoxidable, siempre que estén destinadas al consumo alimentario.
Los expertos coinciden en que el problema aparece cuando se somete la botella a altas temperaturas o a un deterioro importante, algo que favorece la liberación de sustancias no deseadas. Por eso, conviene no verter líquidos muy calientes en envases que no han sido diseñados para ello y sustituir cualquier botella que presente grietas o desgaste visible.
Además del BPA, el otro gran riesgo es bacteriológico. Según el tecnólogo de alimentos Luis Ribera, reutilizar botellas pensadas para un solo uso puede favorecer la aparición de microorganismos. En las superficies interiores pueden crecer bacterias como Escherichia coli o Staphylococcus, sobre todo si se almacenan bebidas azucaradas que dejan restos en el interior.
La buena noticia: es cuestión de higiene. Lavar la botella con agua y jabón de forma regular evita la proliferación de bacterias. Los estudios que han detectado niveles altos de contaminación coinciden en que el problema no es la reutilización en sí, sino la falta de limpieza o el uso de envases dañados.
Según lo que hemos visto, la reutilización de botellas no supone un peligro real si se hace con sentido común. Las botellas diseñadas para contener agua y fabricadas con materiales seguros pueden usarse muchas veces sin riesgo. La clave está en mantener una higiene constante y evitar la exposición al calor extremo. Así, más que un riesgo para la salud, reutilizar botellas sigue siendo una práctica sostenible que la ciencia respalda siempre que se mantengan unas precauciones básicas.
Vía | Xataka
Imagen | Erik Mclean y Bluewater Sweden en Unsplash
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La noticia
Pensábamos que reutilizar botellas era un problema por los microplásticos. Para la ciencia el peligro es otro
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por
Antonio Sabán
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