En Navidad solemos asumir que la factura de la luz va a subir sí o sí. Más comidas en casa, luces decorativas, calefacción funcionando más horas y electrodomésticos trabajando a pleno rendimiento.
Pero la realidad es que no hace falta cambiar de nevera ni comprar nada nuevo para que eso no ocurra. Ajustando unos cuantos detalles que casi todos tenemos a mano, el consumo puede mantenerse mucho más controlado.
El consumo navideño no está en los grandes electrodomésticos
Cuando llega diciembre, el gasto extra no suele venir de la lavadora o del lavavajillas en sí, sino de cómo y cuándo los usamos. Cocinar varias veces al día, dejar electrodomésticos encendidos más tiempo del necesario o usar programas rápidos, pero poco eficientes, acaba sumando. Más de lo que creemos. Aquí es donde pequeños cambios diarios marcan la diferencia sin que notes que estás renunciando a nada.
Ajusta los horarios, no los aparatos
Uno de los gestos más sencillos es desplazar el uso de los electrodomésticos más potentes a las horas valle si tienes tarifa con discriminación horaria.
Lavadora, secadora o lavavajillas consumen lo mismo, pero no cuestan lo mismo según la hora. En Navidad solemos estar más en casa, así que es más fácil ponerlos por la noche o a primera hora de la mañana sin que suponga un esfuerzo.
El horno y la cocina también se pueden optimizar

El horno es uno de los grandes protagonistas navideños y también uno de los que más energía consume. Usarlo de forma eficiente es clave: evitar abrir la puerta constantemente, aprovechar el calor residual y cocinar varios platos seguidos reduce el tiempo total encendido.
En la placa, usar recipientes del tamaño adecuado y tapar las ollas acelera la cocción y baja el consumo sin afectar al resultado.
Ojo con los “siempre encendidos”
En estas fechas hay más televisores funcionando, altavoces, consolas y cargadores conectados durante horas aunque nadie los esté usando. El consumo fantasma sigue ahí.
Apagar completamente regletas por la noche o cuando sales de casa puede parecer irrelevante, pero en conjunto evita que decenas de vatios se estén gastando sin aportar nada. Es uno de esos ajustes invisibles que se notan al final del mes.
La calefacción no necesita subir tanto

Un error muy común en Navidad es subir la calefacción “un poco más” porque hay visitas o pasamos más tiempo sentados. Subir solo un grado puede aumentar el consumo de forma apreciable. Mantener una temperatura estable suele ser más eficaz que estar tocando el termostato constantemente. Si tu sistema lo permite, programarlo por franjas horarias evita olvidos caros.
Las luces navideñas también cuentan
Las luces decorativas actuales consumen poco, pero no cero. Dejarlas encendidas toda la noche o durante horas sin nadie en casa no aporta nada. Un temporizador o un enchufe programable hace que se enciendan solo cuando tienen sentido. Es un detalle pequeño, pero durante varias semanas seguidas se nota.
La clave está en entender que no se trata de pasar frío ni de renunciar a la Navidad, sino de usar lo que ya tienes de forma más inteligente. Ajustar horarios, evitar despistes y aprovechar mejor los electrodomésticos permite disfrutar de las fiestas sin sobresaltos cuando llega la factura. Son gestos sencillos, conocidos y al alcance de cualquiera, pero juntos marcan una diferencia real justo cuando más se agradece.
Imágenes | Manuel Naranjo, Samsung, Xataka
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La noticia
Tomando estas simples precauciones y sin cambiar electrodomésticos he dejado de tenerle miedo a la factura de la luz en Navidad
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Manuel Naranjo
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