No es su función, pero lo hace de diez: así uso el portarrollos de cocina para secar botellas sin que goteen

No es su función, pero lo hace de diez: así uso el portarrollos de cocina para secar botellas sin que goteen

A veces tenemos en casa utensilios que acaban olvidados en un cajón, acumulando polvo sin que sepamos muy bien por qué los seguimos guardando. Ayer hablábamos de lo útil que puede ser un móvil Android viejo, pero en la cocina pasa lo mismo: hay un montón de “cacharros” que ni recordamos y que pueden tener una segunda vida. Y entre ellos estaba mi portarrollos de papel de cocina, al que acabo de descubrirle una utilidad que no esperaba.

Ese accesorio que tenía totalmente arrinconado, ocupando espacio sin más, se ha convertido en un aliado a la hora de fregar la vajilla, sobre todo cuando toca secar botellas. No me lo habría imaginado, pero me ha ahorrado tiempo, me ha dado comodidad y, lo mejor, no he tenido que comprar nada nuevo.

Sin equilibrismos ni riesgos

Escurridor

Las botellas no las puedo escurrir así

En casa guardo algunas botellas con diseños especiales que me gustan: una de leche, otra de agua mineral y hasta una de Coca-Cola de edición especial. Las reutilizo para agua o para otros líquidos y me apaño con un embudo. El problema llega siempre al fregarlas… y, sobre todo, al secarlas. Ahí es donde el portarrollos, sorprendentemente, ha pasado de estorbo a imprescindible.

A diferencia de los tarros —que tienen la boca ancha, se dejan colocar fácilmente en el escurridor y se secan casi solos con un poco de papel de cocina—, las botellas son otro cantar. Son tan “tiquismiquis” que colocarlas bocabajo para que suelten toda el agua se convierte en una mezcla de ingeniería casera, equilibrio y paciencia. Su forma alargada las hace un desastre absoluto sobre el escurridor: se caen, se tambalean y nunca quedan bien apoyadas. Y claro, como una llegue a volcarse y romperse, el susto y el desastre están garantizados.

Servilletero

Al tener una boca pequeña y un cuello estrecho se complica llegar al interior para secarlas a conciencia. No queda otra que recurrir a inventos o dejarlas destapadas durante horas para que se sequen a su aire.

Hasta que un día, sin buscarlo, caí en la cuenta después de ver cómo secaban un decantador en un restaurante. En algunos locales de cierto nivel utilizan una varilla metálica montada sobre una base en espiral para dejar los decantadores boca abajo tras usarlos.

Y entonces pensando descubrí que la solución estaba en el cajón de casa. Se puede hacer exactamente lo mismo con botellas sin comprar ningún accesorio extra como puede ser un soporte profesional de decantadores, que solo merece la pena si tienes varios o lo utilizas con frecuencia.

La solución estaba delante de mí. El típico portarrollos de papel de cocina. Tiene justo lo necesario: una base estable y un cilindro vertical lo bastante estrecho para que botellas y termos encajen sin esfuerzo. Funciona igual que un soporte de decantadores, pero por cero euros (y sin ocupar espacio de más).

Imagen portada | Amazon

Vía | DAP

En Xataka SmartHome | Toda mi vida lavando mal los platos y ahora me entero que esta es la forma correcta de hacerlo: ahorro agua y tiempo


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No es su función, pero lo hace de diez: así uso el portarrollos de cocina para secar botellas sin que goteen

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Xataka Smart Home

por
Jose Antonio Carmona

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