Ha llegado la hora de la verdad: el frío ya está aquí. Las temperaturas comienzan a caer y toca preparar la casa para mantener el calor dentro y evitar que se cuele el aire del exterior. Además de los métodos clásicos que todos conocemos, hay una opción que está ganando protagonismo en las tiendas y que puede ser una gran aliada.
Quizá ya hayas oído hablar de las mantas eléctricas o incluso tengas una en casa. Pues bien, existe una versión similar pensada para el suelo: las alfombras térmicas o calefactables. Son una alternativa menos conocida, pero muy eficaz, que permite aumentar el confort sin necesidad de obras ni instalaciones complicadas.
Qué son y cómo funcionan
La verdad es que su propio nombre ya no deja lugar a misterios. Una alfombra térmica es, básicamente, una superficie calefactable que se coloca sobre el suelo —o bajo una alfombra tradicional— para generar calor en zonas concretas del hogar.
Y lo mismo que su nombre es claro, casi transparente, también lo es su funcionamiento. El principio que utilizan es el mismo que el de una manta eléctrica o un suelo radiante, basado en el efecto Joule: la electricidad pasa por un conductor que, al ofrecer resistencia, genera calor. Este calor se distribuye de forma uniforme a través de la superficie, elevando la temperatura de la zona de contacto sin calentar todo el aire de la habitación.
Este sistema permite elevar la temperatura de forma localizada, reduciendo la sensación de frío bajo los pies y ayudando a mantener el ambiente más agradable, especialmente en estancias con suelos cerámicos, de mármol o de piedra.
Tipos de alfombras eléctricas
Existen distintos formatos según su uso y diseño:
- Alfombras calefactoras portátiles: se colocan directamente sobre el suelo y pueden moverse de un lugar a otro. Son perfectas para colocar bajo los pies en el escritorio, en el salón o al lado de la cama.
- Alfombras eléctricas empotradas o para colocar bajo otra alfombra: se instalan bajo una moqueta o una alfombra decorativa para calentar el suelo sin alterar la estética del espacio. Incluso hay modelos pensados para colocar bajo el suelo.
- Modelos para exteriores o zonas húmedas, como terrazas o baños, con recubrimientos impermeables y protección frente a salpicaduras.
Ventajas frente a otros sistemas
A diferencia de otros sistemas de climatización, este tipo de dispositivos tiene la ventaja de que no requiere obras, instalaciones fijas ni equipos voluminosos. Son una opción práctica, sencilla y perfecta para quienes buscan confort sin complicaciones.
Basta con tener un enchufe cerca y, en pocos minutos, el calor comienza a sentirse. Además, consumen menos energía que una calefacción central, ya que calientan solo el área que se está utilizando, lo que se traduce en un uso más eficiente de la electricidad.
Otra ventaja es su portabilidad: se pueden mover fácilmente de una habitación a otra, colocarlas en la zona de trabajo, en el salón o junto al sofá. Incluso existen modelos diseñados para usar bajo la mesa o el escritorio.
Cuidados y precauciones
Dicho esto, aunque las alfombras eléctricas son seguras, conviene no bajar la guardia. Es importante usarlas con precaución y mantener ciertos controles básicos para asegurarnos de que funcionen correctamente y sin riesgos.
Así por ejemplo no deben cubrirse con mantas gruesas ni colocarse bajo muebles pesados, ya que esto puede dificultar la disipación del calor. También es importante evitar el contacto directo con líquidos o su uso en zonas húmedas si el modelo no está diseñado para ello.
Además y como en otros aparatos con resistencias, se recomienda desenchufarlas cuando no se estén utilizando o, en su defecto, optar por versiones con apagado programable. Por último, es aconsejable mantenerlas en buen estado, revisando periódicamente que el cable y el enchufe no presenten daños.
Estética y opciones disponibles
El mercado ofrece una gran variedad de modelos con diferentes acabados y materiales, desde diseños que imitan la madera o el terrazo hasta versiones textiles más tradicionales. También hay modelos pensados para instalar bajo alfombras ya existentes o incluso alfombras malladas que se instalan bajo suelos, lo que permite disfrutar del calor sin alterar la decoración
Y lo mismo que las hay con aspectos de distinto tipo, las hay que consumen más o menos. En general la cifra suele oscilar entre 75 y 200 vatios, muy por debajo del de un radiador eléctrico o un calefactor convencional. Esto las convierte en una opción económica y eficiente para mantener los pies calientes o elevar unos grados la sensación térmica en una zona concreta.
En cuanto al precio, las opciones son amplias: los modelos más sencillos parten de unos 30 euros, mientras que los más avanzados o de gran tamaño pueden alcanzar los 300 euros, dependiendo de la potencia, tamaño y calidad del revestimiento.
Imagen portada | GTDSupply
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fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Jose Antonio Carmona
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