Guardar la comida que sobra en Navidad es todo un arte. Trucos y consejos para no desperdiciar ni un langostino

Guardar la comida que sobra en Navidad es todo un arte. Trucos y consejos para no desperdiciar ni un langostino

Estos días de fiestas y reuniones con familiares y amigos, una de las situaciones más habituales la encontramos a la hora de guardar la comida que sobra tras cenas y almuerzos interminables.  

Suele haber un poco de todo, desde aperitivos y entrantes fríos o calientes como canapés, mariscos, embutidos, etc., hasta platos principales como sopas, guisos variados, carnes y pescados asados. Algunos de estos alimentos pueden estar ya cocinados, y otros quizá directamente no los hayamos usado por diferentes motivos.

Y claro está, lo último que queremos es desperdiciar estos suculentos majares que tanto esfuerzo económico y dedicación nos ha costado preparar. ¿Qué podemos hacer para que duren lo máximo posible en buenas condiciones sin perder propiedades ni sabor?


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Trucos para que las sobras de la comida navideña duren más 

Aunque podamos tener la tentación de recurrir a guardar directamente las ollas, sartenes y cacerolas con la comida sobrante en la nevera, sobre todo si estamos liados con más elaboraciones o atendiendo a los invitados, esto es algo que puede resultar perjudicial para la salud. 

Las condiciones de conservación en una olla o cazuela no son las adecuadas, ya que el ambiente frío y húmedo de la nevera en combinación con los recipientes de aluminio aceleran el proceso de oxidación, lo que puede afectar a las propiedades de los alimentos. Y aunque usemos recipientes de acero, estos son incluso menos higiénicos por el mismo motivo, debido a que la humedad acelera esta oxidación. 

La recomendación es que siempre conviene sacarlos de este tipo de recipientes e introducirlos en envases de plástico bien cerrados, algo que también podemos aplicar a los típicos platos de cerámica con embutidos, aperitivos y mariscos que han estado en la mesa varias horas.

Lo más higiénico es no meterlos directamente en la nevera, sino en un táper cubiertos por un film transparente para alargar su conservación y evitar contaminar el interior del frigorífico con posibles bacterias. Esto nos evitará además que se mezclen aromas, contaminaciones cruzadas y que la comida tenga ese característico «olor a frigo«.

Si lo que queremos guardar son alimentos precocinados o que venían en su propio envase de plástico, una vez lo hemos abierto la mayoría aguantan en buenas condiciones un par de días, aunque siempre hay que taparlos con plásticos o con pinzas para cerrarlos y conviene colocar una etiqueta con la fecha de apertura.

Cuidado con la comida caliente

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Un ejemplo de lo que no hay que hacer. Imagen: PxHere

En cuanto a la comida caliente, hay que tratar de evitar introducir comida a alta temperatura en el frigo, ni siquiera para enfriar ciertas elaboraciones intermedias de algunos platos o porque nos corre prisa porque tenemos que salir o llegan invitados.

Si lo hacemos podemos estropear potencialmente el resto de alimentos que ya tuviéramos guardados. No obstante, si es imperativo hacerlo de forma puntual por cualquier motivo urgente, conviene tratar de enfriarla antes introduciéndola en un recipiente hermético y luego en la pila con agua.

Además, conviene activar en este caso la función de enfriamiento rápido de la nevera, si es que la tiene, ya que nos permitirá poner a trabajar la máquina para generar un frío extra que evite problemas de conservación.

El lugar donde metemos la comida importa mucho

Da igual si el frigorífico es pequeño o gigante. En estas fechas siempre falta sitio donde guardar las cosas. Pero conviene tener un mínimo orden y organización para garantizar la buena conservación de los alimentos. 

Por ejemplo, las puertas suelen ser la zona más inmediata para colocar cosas en el frigorífico. Pero dado que estos días de tanto trasiego van a estar abriéndose y cerrándose con frecuencia, presentan grandes oscilaciones de temperatura, lo que limita su uso a comida que sea resistente a estas variaciones térmicas.

Por ejemplo, al ser la zona menos fría del frigo es el lugar ideal para alimentos que no requieran temperaturas bajas y estables, como bebidas, refrescos, leche, salsas no caseras, margarinas, chocolates o huevos. Pero poner la mayonesa para los langostinos en el estante de la puerta no es la mejor opción.

Las zonas intermedia y superior del frigo van a tener generalmente una temperatura más elevada que la de las baldas inferiores, lo que las hace adecuadas para colocar alimentos más resistentes. Por ejemplo, podemos guardar quesos curados, embutidos o repostería, el pan de molde, encurtidos, bollería industrial, los platos ya cocinados que nos sobren para el día siguiente, etc.

Y como el aire frío tiende a bajar y el caliente a subir, la zona inferior del frigorífico será en general la que presente unas temperaturas más bajas, lo que la convierte en el lugar ideal para conservar los alimentos más perecederos. Por ejemplo, en la balda inferior conviene colocar los recipientes con carnes, mariscos y pescados crudos que acabemos de traer de la tienda. También los alimentos que hayamos sacado del congelador para descongelar.

Ajustar la temperatura del frigo y congelador

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Imagen: PxHere

En su día ya vimos más a fondo que suelen darse un rango óptimo de temperaturas general general de entre 3 y 5 grados para la sección de la nevera y entre -18 y – 22 grados para el congelador. Pero en estos días concretos de festejos navideños donde nos encargaremos de celebrar reuniones en casa van a suceder varias cosas que hay que tener en cuenta. 

Para empezar tendremos que almacenar más cantidad de comida, pero también probablemente elaboremos más platos calientes usando hornos y placas, por lo que subirá la temperatura de la cocina.

Además, la puerta del frigorífico tenderá a abrirse con mayor frecuencia para sacar y meter productos, bebidas frescas, hielos, etc. Por todo ello, estas fechas clave de uso intensivo de la nevera y el congelador la recomendación es optar por el valor mínimo de los rangos antes mencionados.

Es decir, conviene que seleccionemos una temperatura de unos 3 grados en la parte de la nevera y entre -21 y -22 en el congelador, si nuestro modelo lo permite.

Cuánto dura la comida en mi frigorífico

Aunque nuestro frigorífico sea de última generación con todas las tecnologías posibles, no hace magia y no es capaz de alargar los tiempos de conservación de forma indefinida. De hecho, los fabricantes y expertos como Balay, Beko, Naturgy o la propia OCU establecen tiempos máximos recomendados que coinciden para la mayoría de tipos de alimentos:

  • Sobras y platos cocinados: de 3 a 4 días.
  • La carne o el pescado ya cocinados: duran entre 2 y 3 días.
  • Elaboraciones con huevo crudo como mayonesa: de 2 a 3 días.
  • Arroz, pasta y legumbres cocinadas: 2 a 3 días.
  • Lácteos abiertos: dependiendo del producto, entre 5 y 14 días.
  • Carnes crudas que no hayamos usado: máximo entre 2 y 5 días, dependiendo del tipo de carne y su formato. Por ejemplo, si es carne picada se estropea antes porque es más vulnerable al crecimiento bacteriano. En este caso se recomienda consumirla en 1 o 2 días.
  • Pescados y mariscos crudos que no hayamos usado: entre 1 y 2 días. 
  • Huevos crudos: aunque hay quien recomienda conservar los huevos más de un mes, la realidad es que la fecha de consumo preferente de los huevos frescos suele ser de 28 días desde su puesta, dato que está indicado en el producto y que no conviene sobrepasar.
  • Huevos cocidos: hasta una 1 semana en el frigorífico.
  • Verduras frescas: de 5 a 7 días.

En cuanto a la comida congelada, si nos ha sobrado mucho tras la comida o cena y no vamos a consumirlo en uno o dos días, lo mejor es congelar los platos que hayamos elaborado. Los tiempos de conservación recomendados por los expertos son los siguientes:

  • Platos cocinados y sobras: de 2 a 3 meses.
  • Sopas y cremas: 1 a 2 meses
  • Mariscos: de 2 a 4 meses.
  • Platos con arroz o pasta: 1 mes
  • Pescado cocinado: 1 a 2 meses
  • Carne roja cruda: de 6 a 12 meses. 
  • Carne picada cruda: de 3 a 4 meses. 
  • Aves crudas: de 9 a 12 meses. 
  • Pescado crudo con mucha grasa como atún y salmón: 3 meses.
  • Pescado crudo blanco: de 6 a 8 meses.
  • Verduras y frutas: hasta 12 meses.
  • Pan y helados: entre 2 y 3 meses.

Más información | Balay, Beko, Naturgy, OCU

Imagen portada | Rumman Amin

En Xataka Smart Home | La función «secreta» del frigo que conviene activar al venir de la compra: conservará mejor los alimentos y durarán más


La noticia

Guardar la comida que sobra en Navidad es todo un arte. Trucos y consejos para no desperdiciar ni un langostino

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Xataka Smart Home

por
Paco Rodríguez

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