En los últimos años, la domótica orientada a personas mayores está ganando protagonismo en el sector sociosanitario. Cada vez son más las iniciativas que buscan aprovechar la tecnología para prevenir la fragilidad, aumentar la seguridad y promover la autonomía de quienes superan los 65 años. Desde residencias intergeneracionales hasta viviendas particulares, la domótica y la robótica asistencial están cambiando la manera de cuidar y acompañar a quienes más lo necesitan.
La convergencia entre universidades, fundaciones y entidades públicas ha permitido desarrollar proyectos pioneros, especialmente dirigidos a personas en situación de soledad no deseada o con necesidades especiales de apoyo diario. Estos avances pretenden, sobre todo, que los mayores puedan disfrutar de una vida más cómoda, protegida y con mayor calidad, pero sin renunciar a su independencia ni a la intimidad de su entorno.
Proyectos vivos: residencias y laboratorios de domótica para mayores
Un ejemplo destacado de aplicación real es la colaboración entre la Fundación Poncemar y la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) para la creación de una cátedra dedicada al desarrollo de tecnologías que monitorizan y asisten a personas mayores. Este laboratorio vivo, instalado en una residencia intergeneracional en Lorca, cuenta con 18 apartamentos diseñados para mayores de 65 años —especialmente aquellos que viven solos— y jóvenes que buscan convivencia colaborativa.
Dentro de este espacio se está probando el sistema ADDIM (Apoyo Domiciliario Digital Integral para Mayores), una solución tecnológica que permite vigilar la actividad física y emocional de los usuarios, detectar caídas, golpes o comportamientos fuera de lo habitual, y ofrecer asistencia personalizada en caso de emergencia. Todo esto se desarrolla bajo un modelo respetuoso con la privacidad de las personas, utilizando sensores y dispositivos no intrusivos que apenas alteran la vida cotidiana de los residentes.
Además, investigadores de la UPCT y la Universidad de Murcia colaboran en la mejora de estas soluciones, probándolas tanto en centros de día como en domicilios particulares, como en el caso de una mujer nonagenaria que vive sola y utiliza diariamente este ecosistema de apoyo. Estas experiencias permiten testar y adaptar las tecnologías para que sean realmente útiles y sencillas de manejar por parte de las personas mayores.
Robótica y compañía: más que vigilancia, un apoyo emocional y social
En el corazón de estas iniciativas se encuentra no solo la prevención de accidentes o la respuesta rápida ante emergencias, sino también la compañía y el estímulo cognitivo que las nuevas tecnologías ofrecen. El sistema ADDIM, por ejemplo, integra un robot asistencial capaz de interactuar con los usuarios, proporcionarles conversación, recordatorios y apoyo emocional en el día a día, reduciendo los sentimientos de aislamiento habituales en personas mayores que viven solas.
Esta robótica amigable es capaz de ofrecer a cada usuario una experiencia personalizada, adaptándose a su estado de ánimo y a su nivel de autonomía. Se refuerza así la independencia, la confianza y la tranquilidad, tanto de los propios mayores como de sus familiares, sabiendo que existe un sistema preparado para actuar ante cualquier incidente, pero también para mantener rutinas y vínculos sociales.
El desarrollo de estas soluciones se realiza constantemente en contacto con los propios mayores y los equipos que les asisten, recogiendo sugerencias y ajustando la tecnología a las verdaderas necesidades cotidianas. Este enfoque centra la innovación no en la máquina, sino en la persona y su bienestar.
Este avance en domótica y robótica pretende ofrecer una atención más efectiva y cercana, facilitando que los mayores puedan vivir en sus hogares con mayor seguridad y apoyo social.