La hora barata: el reto de aprovechar la transición energética para reducir la factura eléctrica

Transición energética y la hora barata de electricidad

En plena canícula veraniega, la factura eléctrica se convierte en una de las mayores preocupaciones para hogares y negocios españoles. En medio del aluvión de subidas y ajustes, existe un momento casi reservado en el que el precio de la luz se desploma, aunque solo durante una hora concreta del día.

Esta situación refleja que la transición energética en España está estrechamente vinculada a las franjas horarias y a cómo se gestiona la producción y el consumo de energías renovables. La pregunta que hacen consumidores y expertos es sencilla: ¿por qué solo durante un breve período la electricidad resulta tan económica?

Una hora de respiro en la factura eléctrica

Durante los días de calor extremo, como en julio, el precio de la electricidad en España alcanza niveles difíciles de asumir para muchas familias. Sin embargo, existe una franja, generalmente hacia el mediodía, en la que el coste del megavatio hora puede caer hasta la mitad o menos en comparación con el resto del día. Según datos de Red Eléctrica de España y el Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE), este fenómeno tiene una realidad compleja que va más allá de la simple oferta y demanda.

La clave de esta hora barata reside en el impulso de la energía solar. Conforme avanza la jornada, la producción fotovoltaica alcanza su pico, generando más electricidad de la que se consume en ese momento. El resultado es que el precio mayorista (‘pool’) cae de forma abrupta debido a un excedente renovable que no puede almacenarse de manera eficiente.

El desafío del almacenamiento y el desperdicio energético

Actualmente, España aún carece de infraestructuras de almacenamiento suficientemente desarrolladas, como grandes baterías o sistemas de bombeo, que permitan retener la energía solar generada a bajo coste y usarla cuando la demanda lo requiera. Como consecuencia, el sistema eléctrico se ve obligado a vender electricidad a menor precio en pleno mediodía y afrontar costos mucho más elevados cuando el sol desaparece y entran en juego fuentes tradicionales como el gas.

Además, una parte de la electricidad renovable se pierde por saturación de la red, un fenómeno conocido como curtailment. En puntos específicos, sobre todo en el centro-sur de la península, hasta un 30% de la producción renovable se desperdicia por la incapacidad de evacuarla de modo eficiente.

Tarifas, usuarios y oportunidades reales

El modelo tarifario actual afecta directamente el bolsillo de los consumidores. Aquellos en el PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor) están especialmente expuestos a la volatilidad horaria, y solo podrán beneficiarse plenamente de la “hora barata” si ajustan su consumo esos minutos. Sin embargo, reorganizar el día a día de una familia en torno a esa franja no siempre resulta práctico ni factible. Para ello, el comercio y los electrodomésticos conectados pueden facilitar el ahorro de energía en esos momentos clave, como se explica en nuestra guía sobre cómo ahorrar luz en el hogar.

Incluso quienes tienen contratos en el mercado libre han visto cómo las subidas de tarifas se trasladan a sus facturas, en ocasiones de manera cuestionable. Las asociaciones de consumidores advierten que algunas compañías podrían estar aplicando recargos no previstos, lo que aumenta la sensación de indefensión.

Entre el sol y el gas: una transición en pleno proceso

La dependencia del gas para cubrir la demanda al atardecer y durante la noche continúa siendo uno de los mayores retos en la proceso de transición energética. Tras episodios como el apagón de abril, el operador del sistema ha reforzado la presencia del ciclo combinado de gas para garantizar la estabilidad de la red, una medida que ha incrementado el coste de la electricidad fuera de la franja de precios bajos. La gestión inteligente de la demanda y las inversiones en sistemas de almacenamiento, como estaciones de energía portátiles, serán clave para reducir esta dependencia.

En este contexto, la diferencia de precios entre la hora de menor coste y las horas punta puede superar los 200 €/MWh en un solo día, lo que se traduce en facturas elevadas pese a la abundancia de energías renovables.

Soluciones a medio y largo plazo

Las respuestas a este problema son claras, aunque requieren tiempo y una inversión sostenida: es imperativo potenciar el despliegue de sistemas de almacenamiento, mejorar las interconexiones con Europa y promover una gestión inteligente de la demanda y la creación de microrredes locales. El Gobierno español ha comenzado a legislar en esta dirección mediante nuevas normativas y la puesta en marcha de un mercado de capacidad para reforzar el suministro. La innovación en tecnologías de almacenamiento de energía, como las (https://eloutput.com/noticias/tecnologia/general-motors-da-un-paso-clave-en-el-futuro-de-las-baterias-para-coches-electricos/), será fundamental para avanzar en esta transición.

Aunque muchas de estas medidas tardarán meses o incluso años en implementarse, la ventana de electricidad barata seguirá siendo limitada mientras no se logre equilibrar generación, almacenamiento y consumo.

El hecho de que la hora barata sea un síntoma visible de una transición energética que avanza pero aún necesita resolver importantes desequilibrios refleja que, a pesar de producir más energía renovable que nunca, su aprovechamiento para reducir las facturas todavía es puntual. En un verano marcado por temperaturas récord y aumentos en las tarifas, la capacidad de actuar y adaptar el sistema será determinante para que ese respiro económico pase de ser un hecho ocasional a una realidad constante en nuestro día a día.