Que la cocina sea una de las estancias más caras de la casa a la hora de amueblarla es algo que casi todos damos por hecho. Por eso sorprende lo que hizo —o mejor dicho, lo que logró— Pearl Jones al conseguir la cocina de sus sueños gastando una cantidad casi ridícula.
Ridícula si se compara con el precio que realmente habría costado. Frente a los 45.000 dólares de presupuesto estimado, Jones, estilista gastronómica de profesión, consiguió completar la reforma por poco más de 12.700 dólares. Y esta es la historia de cómo lo hizo posible.
Tirando de segunda mano e ingenio
Pearl Jones compró un pequeño apartamento de una habitación en Brooklyn. Uno de sus principales objetivos era renovar por completo la cocina, ya que era pequeña y su distribución dejaba mucho que desear. Quería un espacio funcional, estético y bien diseñado, sin renunciar a materiales de calidad, aunque era consciente de que eso implicaba un presupuesto muy elevado.
Impulsada por su pasión por el diseño —con influencias del brutalismo, la estética japonesa y los cálidos tonos mexicanos—, y por una infancia marcada por el feng shui y el amor por el hogar, Jones logró transformar su cocina en un reflejo personal. Mantuvo el suelo original de hormigón y lo combinó con una encimera de mármol rosa, que aportaba calidez y un toque femenino al estilo industrial.
Sabía que su cocina ideal rondaría los 50.000 dólares, pero su presupuesto real no podía superar los 12.700. Y logró ajustarse a esa cifra gracias, en gran parte, a la ayuda de su padre, que colaboró en el montaje de los muebles de IKEA, la instalación de las tuberías y el ensamblaje general, como si se tratase de una cadena de producción perfectamente coordinada.
La mayor inversión fue una máquina de espresso Bezzera de 1.650 dólares, acompañada por un molinillo Lelit de segunda mano. También consiguió una encimera de mármol a buen precio directamente de un proveedor, y un horno Viking de 2.400 dólares por solo 600 dólares.
Para ahorrar aún más, evitó comprar tiradores tradicionales y usó piedras que había recogido con su familia. Además, reutilizó objetos con nuevos propósitos: un cenicero de mármol como jabonera, una manta como alfombra y una tetera vintage como dispensador. Incluso su gato Bombay bebe agua de una copa elevada, porque “se merece lo mejor”.
Aunque no fue la opción más barata, pintar el salpicadero en lugar de alicatarlo fue una decisión estética importante. También invirtió en pequeños detalles como enchufes extra y ajustes personalizados que marcaron una gran diferencia.
Su pieza favorita es el refrigerador Viking, espacioso y con diseño atractivo, que compró por 1.200 dólares en una tienda de artículos reciclados. Aunque la cocina ya está casi terminada, sueña con añadir un grifo retráctil de níquel y, a largo plazo, un sistema de climatización más sofisticado.
Vía | Architecturaldigest
Imagen portada | Architecturaldigest
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La noticia
Costaba casi 45.000 dólares y la consiguió por menos de 13.000. Así ha montado este estilista la cocina de sus sueños
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Jose Antonio Carmona
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