Tener agua en casa es una auténtica bendición que damos por hecho hasta que hay un corte en el suministro y nos sentimos como en la edad media. Y si ya hablamos del agua caliente sanitaria, es otra historia: esos baños con agua calentita, poder retirar la grasa al fregar los platos o lavar a fondo nuestra ropa. Sí, el agua caliente es un verdadero lujo y darse una ducha caliente un auténtico placer.
Vivimos a contrarreloj y eso implica intentar hacer la multitarea siempre que sea posible para ir más rápido y mejorar nuestra eficiencia. Así, es habitual en mí aprovechar que estoy en casa para poner una lavadora y en ese lapso de tiempo prepararme para salir: una buena ducha, prepararme y tender justo antes de marcharme. Vamos, que llevo toda la vida duchándome con la lavadora puesta hasta que he descubierto que es una pésima idea en términos de ahorro y energía.
Quien más quien menos ha experimentado esa desagradable sensación de estar dándose una ducha caliente cuando alguien abre el grifo para fregar los platos y súbitamente hay un cambio brusco de temperatura y de presión, algo que se aprecia especialmente en instalaciones antiguas. Porque hacer varias cosas a la vez que impliquen el consumo de agua caliente pasa factura.
Ojo con usar el agua caliente en dos o más tomas a la vez
El medio británico Better Homes & Gardens ha entrevistado a Nick Hendrix y Alex Atkinson, dos fontaneros que han recordado que algunas instalaciones comparten las tomas de la lavadora y de la ducha (mención especial para esos hogares que tienen la lavadora en el baño), entonces «Cuando entras a la ducha y tu lavadora está intentando llenarse con agua caliente, ambos están compitiendo por la misma agua caliente al mismo tiempo«.
Esto puede ser un auténtico problema si en casa tienes un calentador de agua pequeño, ya que se vacían rápidamente en cuanto hay varias tomas que demandan agua caliente al mismo tiempo.
Así que si tienes un calentador no demasiado grande o si tu sistema de fontanería no regula bien la presión, la consecuencia la notarás al momento: agua fría y bajadas de presión para una ducha altamente insatisfactoria. Pero los problemas no acaban aquí. Desde el punto de vista del ahorro energético, si el calentador está intentando satisfacer dos demandas al mismo tiempo, es menos eficiente y a la larga podría acortar la vida útil del aparato, explican.
Que lo sufras de vez en cuando puede pasar, pero si te pasa a menudo mejor considerar cambiar a un calentador más grande o actualizar a un sistema sin depósito (que caliente de forma instantánea). Como alternativa, también puedes instalar una válvula de equilibrado de presión para que cuando se abran otras tomas, la presión de la ducha no cambie. O simplemente algo más sencillo: poner la lavadora después de la ducha, así «evitamos molestias y protegemos los equipos de la casa».
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Portada | Fotos de Bayu Syaits en Unsplash y Chandler Cruttenden en Unsplash
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La noticia
Ducharse con la lavadora puesta no es buena idea: varios fontaneros me han enseñado que llevo toda la vida haciéndolo mal
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Xataka Smart Home
por
Eva R. de Luis
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