Me he cambiado de casa y el grifo de la ducha tiene poca presión: así lo he arreglado sin llamar al fontanero

Me he cambiado de casa y el grifo de la ducha tiene poca presión: así lo he arreglado sin llamar al fontanero

Hace poco me encontré con un problema que, seguro, a algunos también os ha pasado. En casa empecé a notar que el agua que salía de la ducha tenía muy poca presión, y el aseo se convirtió en toda una odisea.

Lo lógico parecía llamar al fontanero, pero me animé a investigar cuáles podían ser las causas y a intentar solucionarlo yo mismo. Dejé al fontanero como última opción y, al final, logré corregir el problema y ahorrarme un buen dinero. Así que voy a contaros cómo lo hice.

Sin llamar al fontanero

Ducha

Los indicios no dejaban lugar a dudas: prácticamente de un día para otro, la ducha empezó a perder presión y el agua apenas salía con fuerza. Lo primero que me dijo mi pareja fue que llamáramos a un fontanero, pero me propuse intentar arreglarlo por mi cuenta. Probé algunas soluciones sencillas y, para mi sorpresa, funcionaron.

Cuando noté que la ducha comenzaba a perder presión, lo primero que hice fue comprobar si el problema solo ocurría allí o también en otros grifos de la casa. Me di cuenta de que en el lavabo y en el fregadero el agua salía con normalidad, así que descarté que el fallo estuviera en la instalación general.

También revisé algo que, aunque parece obvio, a menudo se nos pasa por alto: la llave de paso del baño (puedo dar fe de que a un vecino le pasó algo similar hace poco). Estaba completamente abierta, pero si hubiese estado parcialmente cerrada, esa habría sido la causa de la baja presión. Por suerte, no era el caso, pero es un detalle importante a tener en cuenta.

Ducha

Además, el problema ocurría tanto con el agua caliente como con la fría, lo que me llevó a descartar en un principio un posible fallo en la caldera.

Todo apuntaba a que el problema estaba en la ducha, así que lo primero que hice fue fijarme en la manguera para comprobar que no estuviera doblada o dañada. La estiré bien y revisé que no hubiera zonas aplastadas que pudieran estar bloqueando el paso del agua. En mi caso estaba en buen estado, pero si hubiese visto algún defecto, cambiarla habría sido fácil y económico: solo hay que desenroscar la vieja y colocar una nueva.

Comprobado ese aspecto, me fijé en el cabezal de la ducha, en la alcachofa, por si podía tener restos de cal, ya que el piso está en una zona donde el agua es bastante dura. El agua dura favorece la acumulación de cal en tuberías y griferías, lo que puede reducir la presión.

Desenrosqué el cabezal de la manguera y lo dejé en remojo en vinagre blanco durante toda la noche (aunque con un par de horas habría sido suficiente). A la mañana siguiente lo aclaré bien, lo volví a colocar y, para mi sorpresa, la presión había mejorado notablemente. Es increíble cómo algo tan sencillo puede marcar la diferencia.

Atomizador

Esto ya lo hice con el grifo del lavabo

Ya que estaba, aproveché para revisar los filtros del grifo. Era la primera vez que lo hacía, pero resultó muy fácil. Cerré el paso del agua, desmonté el grifo y saqué los pequeños filtros que lleva en las conexiones. Estaban llenos de arenilla y pequeños restos, así que los limpié bien y los volví a colocar. Esto también ayudó a que el agua saliera mejor.

Después de todo esto, la ducha volvió a funcionar como debía. Así que si os pasa algo parecido, os animo a probar estos pasos antes de recurrir directamente a un fontanero.

Foto de portada | Nithin PA

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por
Jose Antonio Carmona

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