El proyecto Selfsens desarrolla una plataforma de sensores para monitorizar los gases tóxicos en los edificios

El proyecto Selfsens (Printed SELF-power platform for gas SENSing monitoring) tiene como objetivo crear una plataforma de sensores autónoma para la monitorización de los gases tóxicos en el interior de los edificios.

Uno de los sensores del proyecto Selfsens.
La nueva plataforma de sensores utilizan la técnica de electrónica imprimible para discriminar los gases e identificar los tóxicos.

Su desarrollo lo está llevando a cabo la investigadora Almudena Rivadeneyra, del grupo de investigación PEARL de la Universidad de Granada, que acaba de recibir una subvención para continuar con la investigación. El proyecto Selfsens está financiado por el programa H2020-MSCA-IF-2017 (acción Marie Curie).

La plataforma se conforma por varios sensores, que permiten monitorizar la presencia de gases nocivos para la salud, como el dióxido de carbono, etanol, amoníaco o monóxido de carbono, así como otras variables como la humedad o la temperatura.

Su aplicación es muy extensa, desde la monitorización del interior de los edificios hasta su integración en los entornos industriales. El uso de esta plataforma permitirá conocer los niveles de contaminación simultáneamente y con gran exactitud en múltiples sitios del entorno urbano.

Estructura de los sensores

La plataforma se basa en la técnica de fotoreducción/fotoablación por láser, un proceso en el que se produce la transformación de un material aislante (óxido de grafeno o poliimida) tornándose conductor y manteniendo su flexibilidad mecánica. El proceso, además, permite modificar la respuesta del material resultante ante la presencia de los distintos gases de interés.

Ambos materiales se vuelven reactivos a un amplio espectro de gases, lo que permite mejorar su respuesta a determinados gases para poder discriminarlos. Esto se realiza mediante la adición de pequeñas cantidades de otros materiales a los componentes originales usando técnicas de electrónica imprimible.

De esta manera, la respuesta de los sensores a algunos gases en concreto es distinguible frente a otros gases también presentes en el ambiente. La electrónica imprimible permite ofrecer características que no están presentes en la electrónica convencional permitiendo la fabricación de dispositivos y circuitos electrónicos flexibles, ultradelgados, biodegradables y de bajo coste económico.

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