Si en tu casa has realizado una instalación de fibra óptica o piensas realizarla, quizás te resulte llamativo un aspecto… o al menos a mí me pasó en su momento. Cuando vino el técnico de la operadora, me dijo que el cable de la fibra óptica tenía que ir por un conducto independiente.
En mi caso, no había problema, puesto que con la reforma se había debilitado la preinstalación correspondiente para el cable de la fibra óptica. Pero hay situaciones en las que éste no existe y ante la imposibilidad de circular, junto a los cables de la luz, puede que el único remedio sea que vaya por el exterior. Pero no es algo que ocurra por capricho, y es que esta forma de proceder está más que justificada y ahora vamos a ver porque.
Juntos pero no revueltos
Ya hemos explicado cómo funciona el cable de la fibra óptica y cuáles son los cuidados que hay que prestarle para mantenerlo en perfecto estado. Un tipo de instalación con sus particularidades que lo hacen distinto al resto incluido los cables de la instalación eléctrica.
El cable de fibra óptica y el cable eléctrico transportan información de manera muy diferente, y existen razones técnicas fundamentales por las cuales no se recomienda que circulen por el mismo conducto sin medidas de protección adecuadas.
Por ejemplo, si circulan juntos se pueden producir interferencias electromagnéticas, también conocidas como EMI. El motivo es que los cables eléctricos generan campos electromagnéticos debido al flujo de corriente eléctrica a través de ellos. Estos campos pueden interferir con las señales transmitidas a través de los cables de fibra óptica, que dependen de la transmisión de luz y no son afectados por campos electromagnéticos.
Pero no es el único problema que se puede dar si ambas instalaciones comparten espacio. La fibra óptica, cómo ya hemos visto, transmite datos mediante pulsos de luz, y estos pulsos pueden ser afectados por la atenuación de la señal si están en contacto cercano con cables eléctricos que generan calor.

Esta disminución de la información que transita por la fibra óptica, se puede traducir en una pérdida de la intensidad de señal y por lo tanto, en una disminución del rendimiento de la instalación de fibra que provoque bajadas de velocidad o incluso cortes.
Eso por no hablar de los conductos de la instalación en sí, sobre todo en edificaciones antiguas. Los cables eléctricos a menudo tienen aislamientos y recubrimientos más gruesos y rígidos que los cables de fibra óptica, lo que se traduce en que aumenta el riesgo de daño físico a las fibras ópticas más delicadas si ambos tipos de cables comparten el mismo conducto sin protección adecuada.
Además, no hay que olvidar que el cable de fibra óptica no es amigo de las curvaturas acentuadas, algo que sí que puede darse en los conductos de la instalación eléctrica.
Para finalizar no hay que pasar por alto que la coexistencia de cables eléctricos y de fibra óptica en el mismo conducto podría plantear riesgos de seguridad, especialmente si hay fallos eléctricos o cortocircuitos. La electricidad podría representar un peligro para las personas que manejan o mantienen los cables.
Para evitar estos problemas, los instaladores recomiendan utilizar conductos separados (en las nuevas edificaciones on habituales) o técnicas de separación física entre cables eléctricos y de fibra óptica en instalaciones donde ambos tipos de cables deben compartir el mismo conducto, usando para ello separadores y materiales de blindaje para reducir la interferencia electromagnética y minimizar el riesgo de daño a las fibras ópticas.
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La noticia
El principal enemigo de la fibra en casa son los cables de la luz. Estos son los motivos para que no vayan en los mismos conductos
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Jose Antonio Carmona
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