En 2020, con cierto miedo por los marcados del burn-in, di el paso a un televisor OLED. Elegí el modelo más equilibrado del año anterior, la LG C9. Me dio enormes alegrías hasta que, por muy poquito dinero extra, la cambié por una Samsung S95C, con la que me estrené en la tecnología QD-OLED.
Ambos modelos compartían una característica más allá del negro puro y tecnología autoemisiva: su diagonal. La LG C9 la compré en 65″ por una cuestión de espacio (vivíamos en un piso muy pequeño en aquel momento), y la S95C por una oferta irresistible. Me salió por 905 euros, y el salto a 77″ suponía un desembolso extra que en aquel momento pensé que no merecía la pena.
Al cambiar de vivienda a una con un salón enorme, 65″ comenzaron a parecerme «pequeñas» (sí, problema del primer mundo), por lo que me he empezado a plantear un cambio para dentro de un tiempo. Y estando muy feliz con la mejor tecnología del mercado, porque creo que OLED lo es, he decidido que, salvo milagro, mi próxima Smart TV será miniLED. Tengo dos motivos principales, junto a otro que, ahora sí, me permitirá disfrutar pese abandonar el negro puro.
Burro grande ande o no ande
Tras años maravillándome con el OLED y alucinar con la Samsung S95C, en mi próxima elección priorizaré tamaño viendo el nivel de las últimas miniLED.
Mi plan cuando vi la OLED instalada en mi nuevo salón fue cambiar en un futuro a 77 pulgadas. Sin embargo, con el tiempo, he ido haciendo simulaciones y mediciones y he visto que con la distancia que tengo desde el sofá hasta el televisor, unos tres metros, cabe perfectamente un modelo de 85«, según los fabricantes y la industria audiovisual.
Pero en el último par de años ha pasado algo que me puede hacer ir más allá. Los modelos de 98″ se han abaratado enormemente, y esperando un poco más de tiempo, es posible que las podamos ver hasta por 1.500 euros. La inmersión que se gana al acercarte a las 100 pulgadas (tamaño de muchas pantallas de proyección de salas dedicadas) hacer que me plantee una locura así para el salón. La TCL C805 ya ha estado en oferta por menos de 2.000 euros en esa diagonal.
A muchos lectores quizá les parecerá una cifra altísima, pero es casi chollo viendo de dónde venimos: cuando adquirí la LG C9 en 65″, el precio en oferta de la de 77″ eran 4.500 euros. Ahora es frecuente encontrar algún modelo de Samsung OLED o QD-OLED por 1500 euros o menos. Así funciona la tecnología.
¿Por qué no burro grande OLED, que existen en 97″, como la LG G5? La respuesta es simple: precio. Aún hay muy poca demanda en esas diagonales, y para adquirir algo así tienes que irte a más de 20.000 euros. Como explicaré en el tercer apartado, las últimas miniLED son burro grande, pero además, andan, y mucho.
Precio
Si quieres un televisor gigante (de más de 75-77″) de gama alta, pagando lo menos posible, el camino es claro: dejar de mirar OLED, y centrarte en miniLED o incluso bajar un peldaño a modelos Full Array Local Dimming convencionales. Veamos precios a los que con paciencia y mucha búsqueda de ofertas han llegado a tener modelos destacados. Importante, no son precios de lanzamiento, y es posible que ahora mismo estén lejos:
83″/85″
- LG OLED C4 de 83«: unos 1.900 euros
- LG OLED G5 de 83«: unos 2.200 euros (en una oferta excepcional)
- Samsung OLED S93D de 83«: unos 2.000 euros
- TCL miniLED C805 de 85«: 1.300 euros
- TCL miniLED C8K de 85«: unos 1.900 euros
97″/98″
- LG OLED de 98«, diferentes modelos: sobre 20.000 euros
- TCL miniLED C805» de 98″: menos de 2.000 euros
- TCL miniLED C8K de 98«: unos 3.000 euros.
Las diferencias están muy claras. Quizá en 85″ haya dudas en saltar al miniLED, porque la TCL C805, que es la «barata» en esa franja, está muy lejos en calidad imagen de los otros cuatro modelos. La que sí está más a la par, la TCL C8K, sale prácticamente al mismo precio que las otras OLED, siendo por ejemplo las de LG muy superiores en procesado y electrónica.
Por encima de las 90″, no hay competición posible para bolsillos pequeños. Los 20.000 euros de una OLED la siguen dejando como opción para millonarios. Es cuestión de esperar, pero en esa espera, las miniLED se podrán encontrar por 1.500 euros (menos que los 1.699 que la LG C9 de 65″ me costó en 2020)
MiniLED, ahora sí
La Sony Bravia 9 demostró el enorme salto que podían dar las TV miniLEDe en su persecución al OLED. Y están al caer cambios más grandes.
Desde que adquirí la LG C9, nunca me he planteado salir del mundo OLED. Primero por lo feliz que me ha hecho el contraste del negro puro, libre además de quemados y retenciones. Y segundo porque, durante este tiempo, los mejores avances se habían hecho en tecnología autoemisiva: desde Samsung con su QD-OLED, más brillante y superior en volumen de color, hasta LG con sus microlentes MLA, estrenados hace dos años.
Había tenido televisores con paneles VA y retroiluminación FALD, y pese a su superioridad en brillo, seguían sin convencerme los problemas de blooming y de detalle en sombra. En un cielo estrellado con fondo negro, como en el de este ejemplo, muchos modelos tendían a eliminar estrellas brillantes para no descontrolar el área emitida en las distintas zonas de atenuación, modificando en la práctica el contenido emitido. Así en aspectos muy concretos que a mí no me influían demasiado, OLED era muy superior.
Pero la cosa empezó a cambiar. Sony hizo grandes avances en su Bravia 9, que pude probar en su presentación en Los Ángeles, con un gran número de zonas, una mejora sustancial en el control de la retroiluminación y un gran éxito en su misión: parecerse mucho a monitores de masterizado profesionales de unos 30.000 euros.
Pero Sony ya no está sola en lo que respecta a los mejores televisores no OLED, y Hisense y TCL lo están poniendo muy difícil. Llevan un par de años lanzando modelos con un enorme número de zonas, mejorando mucho su electrónica, disparando su brillo y teniendo un blooming casi inexistente, enterrando viejos problemas.
Desde este año, en modelos como la TCL C8K, la cosa es incluso mejor: el fabricante chino ha implementado un nuevo controlador de retroiluminación de 23 bits con el que ofrece más de 65.000 niveles de control, el sistema óptico Micro OD, un tiempo de respuesta entre la señal de entrada y la luz mucho menor que antes, ángulos de visión más amplios gracias al uso de paneles WHVA.
Y todo ello, con hasta 3480 zonas de atenuación en 98″, con las que logra desplegar hasta 5.000 nits de brillo. Mientras las OLED van a tardar probablemente un lustro en llegar a tener precios competitivos en 98″, las miniLED de marcas chinas ya están en 3.000 euros y cabe esperar grandes reducciones de precios en los próximos tiempos (porque así lleva años ocurriendo en la tecnología LCD).
Los ‘avances en el cristal madre’ explican por qué vamos a seguir viendo rebajar de precio año a año. Para quien piense que a partir de ahora puede haber estancamiento en mejoras de calidad de imagen fuera de OLED, Sony y sus LEDs RGBs prometen otro enorme salt dar a partir de 2026 (con TCL, Samsung y Hisense acompañando),
En cuanto a calidad de imagen, el microcontraste del OLED y la precisión del negro a nivel de píxel será algo que la tecnología miniLED no podrá conseguir por el momento, pero la inmersión de las 98″ y el impacto de su HDR lo compensan todo en estos modelos. Incluso un procesado por debajo del de LG y Sony, las máximas dominadoras en este sentido, o de Samsung, algo por debajo. La compañía surcoreana, por cierto, ha desembarcado en el mundo OLED con mucho éxito, rompiendo precios, y su sistema antirreflejos sería el más adecuado para mi salón en visionados diurnos.
El problema es que el máximo tamaño de diagonal que fabrican es 77″ en QD-OLED, por lo que aunque el siguiente paso sea 83″, probablemente pasen años hasta que lleguen las 98″ que el mercado irá buscando siempre que el bolsillo y el espacio lo permitan.
Imagen | Antonio Vallejo
En Xataka Smart Home | El ajuste de imagen más recomendado en las Smart TV me hacía odiar el aspecto de los contenidos. El problema lo tenía yo
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La noticia
Después de años con OLED, mi siguiente tele será miniLED. Porque hay algo que me importa más que la calidad de imagen
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Antonio Sabán
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