A la hora de refrescar nuestras casas en verano los equipos de aire acondicionado portátiles o pingüinos son una alternativa a los fijos de pared, más sencillos de instalar y relativamente económicos, aunque en la práctica no dan el mismo resultado y presentan desventajas adicionales que conviene conocer.
Esto es algo que aprendimos por las malas en casa tras varios años de uso de este tipo de dispositivos que al final nos hicieron acabar hartos y optar por sistemas de pared con instalación profesionales. ¿Por qué, cuáles fueron los motivos?
Por qué compramos un aire acondicionado portátil y qué inconvenientes presentaba
Hacía muchos años pudimos usar un antiguo sistema de aire acondicionado portátil que ya estaba en la casa, enorme y pesado de la marca De’Longhi, que además contaba con un depósito de agua por lo que funcionaba además como evaporador. Funcionaba bien aunque era ruidoso, vibraba mucho y estaba muy envejecido, por lo que achacábamos estos problemas a su largo uso.
Años después se estropeó y necesitábamos, en plena ola de calor por motivos de salud, un sistema de aire acondicionado que pudiésemos instalar nosotros mismos en agosto por poco dinero y sin esperas, así que tras mirar varios en un centro comercial y dada la urgencia optamos por comprar el modelo Daitsu APD12-HR, con una potencia de unas 3.000 frigorías/hora que también cuenta con bomba de calor para el invierno con una potencia equivalente a 2.930 vatios.
Imagen: Daitsu APD12-HR
Lo pusimos en casa y al encenderlo lo primero que notamos fue el notable ruido del aparato, similar al antiguo modelo que se estropeó a pesar de tener varias décadas de diferencia en cuanto a su fabricación, aunque con menos vibraciones o por lo menos más disimuladas. Bueno, era un inconveniente mínimo en aquel momento, puesto que necesitábamos refrigerar el salón para una persona delicada de salud y no podíamos esperar más de un mes a que nos instalasen un modelo de pared que además costaba casi el triple.
Con el tiempo nos fuimos «acostumbrando» un poco al ruido gracias a que la máquina estaba como a 7 metros de nuestra posición. Subiendo el volumen de la tele se disimulaba, pero a la hora de dormir era insoportable y no podía usarse en la habitación que además es más pequeña y hace que lo tuviésemos que tener más cerca. Pero este no es el principal inconveniente de este tipo de aires portátiles.
Otro punto negativo que me molestaba con el aire portátil es el relacionado con la baja eficiencia a la hora de enfriar la sala. En mi caso, los dos modelos que hemos tenido han sido de un solo tubo, donde éste expulsa el aire caliente al exterior pero lo recoge de dentro de la sala, por lo que primero lo enfriamos y luego lo expulsamos fuera haciendo que entre más aire caliente del exterior de la habitación (del pasillo o por las rendijas de las ventanas) para cubrir ese descenso de presión.
Además, el tubo radia parte de ese calor dentro de la habitación, al ser generalmente un conducto de plástico sin ningún tipo de aislamiento. Y el colmo es que, por muy bueno que es el kit para adaptar a la ventana, no terminaba de ajustar al 100%, quedando huecos y rendijas por las que se escapaba el aire frío que teníamos que solucionar con cinta americana.
El resultado es que el aparato estaba funcionando todo el tiempo al 100% para bajar como mucho unos 4-6 grados la temperatura de la sala. Por mucho que pusiésemos el termostato a 19 ºC nunca se alcanzaba esa temperatura y en pleno agosto partiendo del salón a 32-33 ºC nunca bajábamos de 26-28ºC funcionando todo el rato al máximo. Nos sacó del apuro, sí, pero nada más.
Además del lógico chorro de aire frío que podemos dirigir hacia arriba o abajo, con el aire acondicionado portátil que saca el aire a la calle se produce un flujo de aire que va hasta el sistema de extracción y que puede resultar molesto. En mi caso tenemos una pequeña rendija de ventilación en mitad de la sala. Normalmente pones la mano en la rendija con todo apagado y apenas se nota nada. En cuanto encendíamos el aire acondicionado portátil empezaba a entrar un chorro de aire procedente del exterior que llega a la habitación reduciendo considerablemente la eficiencia del equipo.
La solución fue instalar un aire fijo
Tras unos cinco años de uso de este último modelo de aire portátil decidimos pasarlo a la «habitación de invitados» (el trastero) y optamos finalmente por instalar un sistema de aire acondicionado fijo Mitsubishi Electric, y más concretamente los modelos MSZ-AP35VG y MSZ-AP25VG de los que hablamos en profundidad en este artículo. Ambos muy similares en cuanto a tecnología pero con especificaciones ligeramente diferentes, ya que el primero ofrece una potencia de frío de 3.010 frigorías hora frente a las 2.150 frigorías hora de su hermano menor.
Las mejoras obtenidas son inmediatas en el apartado de ruido, pasando a tener ahora un murmullo de fondo mucho más agradable y soportable, sobre todo si pones la ventilación en los dos o tres primeros niveles de potencia.
También puedes bajar más la temperatura de la sala pudiendo alcanzar fácilmente los 23-24 ºC con la máquina trabajando a ratos (el compresor de fuera pasa tiempo parado) y con un menor consumo eléctrico. Además, nos evitamos las corrientes de aire y las pérdidas de frío al exterior.
Como inconveniente tenemos un mayor precio de adquisición que se incrementó porque tuvo que ser instalado por profesionales, además que notamos un aire más reseco, por lo que conviene complementar con un humidificador si vives en una zona con baja humedad relativa del aire.
Imagen portada | Kgogo en Amazon
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La noticia
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Xataka Smart Home
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Paco Rodríguez
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