«Esto no suena tan bien como en el cine». Por qué tu barra de sonido o home cinema no te dan ese sonido impactante de las salas comerciales

"Esto no suena tan bien como en el cine". Por qué tu barra de sonido o home cinema no te dan ese sonido impactante de las salas comerciales

A la hora de conseguir disfrutar en casa un «sonido de cine» tenemos disponibles en el mercado varias opciones, entre las que destacan las barras de sonido y los kits multicanal. Son equipos pensados para no llamar mucho la atención en el salón y que pueden mejorar mucho el audio de nuestros televisores, pero que no dejan de ser una solución de compromiso cuando tenemos que lidiar con la falta de espacio, la sencillez de instalación y el presupuesto.

Sin embargo, incluso aunque nos compremos los últimos y más potentes modelos que acaben de salir a la venta, una vez los instalamos en casa y tras probar múltiples configuraciones puede que lleguemos a una decepcionante conclusión: «esto no suena tan bien como en el cine«.

Y no, no se trata de una cuestión de que le falte volumen, algo que podemos conseguir con muchos de los equipos domésticos sin tener que ponerlos al máximo. Hay otra serie de motivos que limitan la calidad sonora al escuchar cine en nuestras viviendas desde este tipo de dispositivos, y a veces ni siquiera es culpa de ellos.


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Graves limitados y «falseados»

peli

Fotograma ‘Sherlock Holmes: Juego de Sombras’

Una de las cosas que da esa sensación de tener un sonido «de cine» son los graves. Las frecuencias por debajo de 100 Hz cuya misión es ofrecer por una parte el efecto terremoto que hace vibrar la sala, y por otro la sensación de «pegada», cuando la onda sonora nos golpea y se siente con todo el cuerpo.

Esto es algo difícil de conseguir con equipos cuyos altavoces son diminutos y no pueden bajar tanto frecuencia, pero para tratar de que no lo notemos los fabricantes se dedican a amplificar algunas bandas de frecuencias que los altavoces de sus equipos sí pueden reproducir con soltura.

Es por ejemplo el caso de la que va de los 80 a 150 Hz para simular que hay unos  potentísimos graves en la sala, pero en realidad sus transductores no son capaces de bajar más. En principio puede parecer que el sonido es espectacular, pero en realidad le falta algo, no se oye como en el cine, y si no has escuchado un equipo doméstico más completo quizá creas que es así como debe sonar un home cinema en casa, aunque la verdad es que no tiene por qué.

Para poder disfrutar de un sonido con gran pegada es necesario que nuestro equipo sea capaz de bajar en frecuencia sin problemas de atenuación en la amplitud o distorsión audible hasta la banda de 40-50 Hz. Es aquí donde se centra la principal sensación de «impacto» en efectos como disparos, explosiones, golpes, etc.

Por debajo de esta banda tenemos los sub-graves, que dan sensación de inmersión generalizada, son los responsables del «efecto terremoto» y de hacer vibrar al espectador. Es algo de lo incluso se abusa en algunas películas para producir miedo o sorpresa y que se aprovecha muy bien en las salas de cine con sus enormes subwoofers colocados en la posición ideal, paredes y techos bien aislados.

En casa es más probable que si no contamos con una sala bien acondicionada estas frecuencias puedan llegar a resultar molestas para nosotros y para los vecinos dando lugar al clásico sonido retumbón, por lo que aunque tengamos equipos capaces de reproducirlas la sensación no será la misma que en el cine.

Altavoces minúsculos y dependencia del subwoofer

barra sonido

Debido al pequeño tamaño de los altavoces integrados en las barras y kits de cine en casa, el subwoofer debe encargarse de la reproducción de una banda de  frecuencias bastante más amplia de lo habitual. Así, no es raro encontrar modelos que se encargan de llegar hasta 150, 200 o más Hz, liberando a la barra del esfuerzo enorme de tener que reproducir estas frecuencias medio-graves.

El problema es que por encima de unos 100 Hz el sonido empieza a ser direccional. Esto significa que vamos a poder distinguir de dónde vienen esas frecuencias con lo que si colocamos el subwoofer lejos de la barra notaremos un desfase y una pérdida de realismo, ya que los medios y agudos parecerán proceder de un sitio y los graves de otro.

El resultado es un sonido poco impactante y alejado de la realidad pero cuya solución teórica es sencilla: colocar el subwoofer cerca, muy cerca de la barra. Con menos de 1-1,5 metros tendremos garantizada una gran coherencia frecuencial, pero claro, esto no es siempre posible, ya que lo habitual es que no haya espacio en el mueble del salón junto a la tele y tengamos que llevar el enorme subwoofer a un rincón, detrás del sillón o a la otra punta de la habitación.

El otro gran problema que nos encontramos está relacionado con que en este tipo de equipos normalmente solo tenemos un subwoofer para la reproducción de los múltiples canales de audio, algo que se nota sobre todo con las pistas estéreo. Al tener que encargarse él solo de los graves de los canales izquierdo y derecho, central, superiores y traseros a frecuencias por encima de 150-200 Hz, aunque lo coloquemos justo a un lado de la barra nos dará la impresión de que las bajas frecuencias de todos canales proceden de ahí, perdiendo imagen estéreo y sensación de sonido envolvente.

Podemos tratar de solucionarlo situando el subwoofer en el centro, justo debajo de la barra (algo que habitualmente no es posible), pero aún así estaremos perdiendo espacialidad y realismo en la definición del escenario sonoro  que sí tenemos en las salas de cine con decenas de altavoces y subwoofers más capaces de bajar en frecuencia.

Sin altavoces extra no hay verdadero sonido envolvente

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Imagen: Klipsch

Otro de los problemas frecuentes con las instalaciones domésticas basadas en barras de sonido y algunos kits es que se prescinde de muchos de los altavoces de sonido envolvente que deberían estar colocados tras el espectador y sobre sus cabezas.

Es cierto que los equipos pueden ser capaces de decodificar las señales de audio envolvente, incluso montar algunos altavoces Dolby Atmos bajo sus carcasas, pero sin altavoces colocados estratégicamente detrás, a los laterales y sobre nuestras cabezas el efecto conseguido no es el mismo. Y aunque tengamos un kit que viene con uno de estos altavoces surround por canal tampoco podremos competir con las salas de cine, ya que ellas pueden albergar decenas de altavoces envolventes ofreciendo una mejor distribución de los efectos y objetos Atmos por ejemplo.

Además, aunque se venden equipos con los drivers inclinados hacia arriba que utilizan los rebotes en la parte superior de la sala para recrear los efectos envolventes, lo ideal es instalar bafles extra en el techo. Si no lo hacemos los resultados pueden ser bastante decepcionantes.

¿Qué significa todo esto? Pues que ya podemos descartar de nuestra lista de deseos los sistemas de emisión de sonido frontal como las barras de sonido. Puede que en un principio nos parezca que ofrecen unos efectos muy espectaculares, pero a la larga nos cansarán y probablemente optemos por dejarlos apagados.

Además, deberemos cumplir unos mínimos requisitos para que estos efectos de ondas rebotadas funcionen mínimamente. Por ejemplo para efectos Atmos el techo ha de ser liso, no abovedado o con ángulos, de un material acústicamente reflectante, como puede ser una pared de yeso normal, el estucado, el hormigón o la madera densa, y a una altura de entre 2,4 y 2,7 metros para un resultado óptimo. De lo contrario y en cuanto haya algún obstáculo, el efecto se pierde e incluso puede llegar a empeorar la sensación de posicionamiento que se quería conseguir.

Otros problemas variados

Klipsch Flexus Dolby Atmos Surround Sound In Condo Living Room A 2000x1333

Imagen: Klipsch

La mayoría de problemas anteriores pueden solucionarse comprando más y mejores altavoces, por lo que con un presupuesto solvente deberíamos ser capaces de arreglar la situación y ya tendríamos nuestro deseado sonido de cine, ¿no? Pues ojalá fuera tan fácil. Hay un problema aún mayor al que nos enfrentamos los usuarios domésticos: la pista de sonido que llega a nuestras manos.

Y es que no es la primera vez que vas al cine, te gusta la pista de sonido y luego cuando pasados unos meses ves la misma película en casa en un buen equipo muy solvente se escucha completamente diferente. El problema aquí no es que tu equipo sea mucho peor que el de la sala de cine, que puede que algo de eso haya también, sino que la pista que estás reproduciendo en casa, la grabación en sí, no es igual.

Hay mezclas diferentes para el cine que para la distribución doméstica y esto cambia por completo cómo se escucha. Es un efecto que puede observarse fácilmente al cambiar de pista de sonido en un Blu-ray o en plataformas de streaming. Cuando pasas de un idioma a otro o en el mismo idioma al pasar de pistas en DTS a Dolby Digital o Dolby Atmos podemos percibir cómo cada pista suena de forma diferente, con su ecualización y distribución de graves y agudos, diálogos que quedan o no enmascarados, etc. Es todo un despropósito si eres un aficionado al mundillo del cine en casa y que puede llegar a molestar y enfadar a más de un usuario que ha pagado religiosamente por su copia física o digital.

En los cines suele distribuirse una pista con mejor dinámica y sin compresión que luego por motivos diversos se «adapta» al mercado doméstico. Y de cómo se haga esta adaptación dependerá cómo lo escucharemos en casa. De hecho hay veces en que una película en castellano con un gran sonido en cines queda luego limitada en su distribución con formatos y calidades menores, sin sonido Dolby Atmos por ejemplo, con dinámica de graves recortada, una tasa binaria ridícula, etc.

Si a esto le sumamos la compresión adicional de plataformas de streaming, recortes de canales, efectos, cambios en la ecualización y posibles errores al gestionar la matriz de mezclas multicanal tenemos el caldo de cultivo ideal para que la pista de sonido tan impactante que se reprodujo en el cine y que nos dejó impresionados no sea igual que la que estamos reproduciendo en casa. La que nos llega es una recortada y «empobrecida» que no puede brillar igual, sobre todo si encima la escuchamos desde una barra de sonido sencillita.

Finalmente, también podemos tener problemas de acústica en la sala, algo muy frecuente en las casas de la mayoría de usuarios que no son dedicadas. Hay muebles y objetos que perjudican la calidad de sonido, que añaden vibraciones, mala distribución de las frecuencias graves, resonancias, amplificación indeseada de ciertas frecuencias, ecos, pérdida de agudos, cristales que retumban en cuanto subimos el volumen, etc.

Imagen portada | ‘El Hobbit’

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La noticia

«Esto no suena tan bien como en el cine». Por qué tu barra de sonido o home cinema no te dan ese sonido impactante de las salas comerciales

fue publicada originalmente en

Xataka Smart Home

por
Paco Rodríguez

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