Europa decidió que éramos demasiado cómodos para ventilar: así es el sistema que ahora regula tu aire sin avisar

Europa decidió que éramos demasiado cómodos para ventilar: así es el sistema que ahora regula tu aire sin avisar

Con la llegada del frío, las facturas de calefacción vuelven a preocupar a la mayoría de los hogares. Sabemos que mejorar el aislamiento es clave para mantener la casa caliente y reducir el gasto cada mes. En este contexto, un concepto gana protagonismo: la “ventilación forzada”.

Cuando se trata de conservar el calor sin disparar el consumo, cualquier mejora cuenta. Lo que muchos desconocen es que existe una normativa que hace obligatoria la ventilación, un elemento esencial no solo para mantener una temperatura confortable, sino también para garantizar la eficiencia energética y la calidad del aire en el hogar.

Qué dice la normativa

Ventilacion

Imagen | Mosetec

Que el aislamiento es fundamental no es algo que digamos porque sí. Según la Asociación de Fabricantes de Lanas Minerales Aislantes (AFELMA),  el mal aislamiento es uno de los grandes responsables del derroche energético, ya que un tercio del consumo total y de las emisiones de CO₂ en España proviene de los edificios. En palabras de Miguel Angel Gallardo, presidente de AFELMA:

“Cada invierno comprobamos cómo muchas viviendas no están preparadas para conservar el calor. Tener un buen aislamiento significa vivir en una casa más confortable, pagar menos en calefacción y reducir el impacto ambiental. Es una medida práctica que aporta un efecto inmediato en el bienestar diario de las familias”.

Pero más allá de un buen y eficiente aislamiento, el ahorro de energía no depende solo de mejorar la calefacción o sellar ventanas: las nuevas normativas españolas y europeas apuestan por viviendas más herméticas y eficientes, donde la ventilación mecánica o forzada se convierte en un requisito técnico y sanitario. Hay que tener en cuenta que, cómo afirman los expertos, ventilar en invierno no tiene porqué suponer renunciar al confort en casa.

Según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios) y el Código Técnico de la Edificación (CTE), en su apartado HS3, «Calidad del aire interior«, todas las viviendas deben garantizar una adecuada renovación del aire interior. La ley, por tanto, ya no considera la ventilación un gesto opcional, sino una exigencia obligatoria para la salud y la eficiencia energética. Y aquí es dónde aparece la ventilación forzada.

La normativa actual del CTE, según detallan expertos como el portal Calor y Frío, exige asegurar una calidad mínima del aire interior sin malgastar energía, y para lograrlo hay dos posibles métodos:

  • Ventilación híbrida: Combina extracción mecánica y circulación natural cuando las condiciones exteriores lo permiten.
  • Ventilación mecánica forzada: Renueva el aire de manera totalmente controlada mediante equipos eléctricos.

Qué es la ventilación forzada

Ventilación forzada

Imagen | Calor y Frío

También conocida como ventilación mecánica, la ventilación forzada es un sistema mecánico que renueva el aire de un espacio cerrado mediante ventiladores, extrayendo el aire viciado e introduciendo aire fresco del exterior. Funciona de forma independiente al clima y mejora la calidad del aire interior al eliminar humedad, contaminantes y olores. A diferencia de abrir las ventanas, estos equipos garantizan un caudal constante de aire fresco y expulsan el aire viciado sin perder el calor acumulado. 

Puede funcionar por sobrepresión (inyectando aire limpio) o depresión (extrayendo aire viciado), y los sistemas más avanzados, como la ventilación mecánica controlada (VMC), combinan ambas funciones con filtros y sensores que regulan automáticamente la humedad, la temperatura o el CO₂.

Entre sus ventajas destacan la mejora de la salud y el confort, la prevención del moho y la condensación, la reducción de olores y un mayor ahorro energético, al optimizar la climatización sin perder eficiencia.

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Foto de Stasknop

¿Es obligatoria? Sí, pero para viviendas de nueva construcción o que sean rehabilitadas con reformas integrales. En las casas antiguas no se exige, salvo que se realicen obras de eficiencia energética o se busque una certificación avanzada. En locales y oficinas, el RITE impone también sistemas de ventilación mecánica para garantizar una buena calidad del aire.

El precio de la instalación cómo es lógico varía según el tamaño y el tipo de instalación, especialmente si incluye un recuperador de calor, que reutiliza la energía del aire expulsado. Según Certicalia, un proyecto eficiente puede rondar los 3.700 euros, aunque una instalación básica es más económica. Pese a la inversión, los expertos aseguran que se amortiza rápidamente gracias al ahorro en calefacción y a la reducción de problemas de humedad.

La ventilación con recuperación de calor es ya una pieza clave del estándar Passivhaus del que ya hablamos en su día, presente en edificios como la Torre Bolueta o la Casa 135. A partir de los próximos años y en palabras de Siber Ventilación, todas las nuevas construcciones deberán ser Edificios de Consumo Casi Nulo, combinando aislamiento, ventilación mecánica y energías renovables.

En definitiva, controlar cómo entra y sale el aire del hogar es esencial para lograr confort, salud y eficiencia energética. Un buen aislamiento y una ventilación adecuada no solo reducen el gasto, sino que hacen las viviendas más sostenibles y agradables para vivir.

Imagen portada | Freepik

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La noticia

Europa decidió que éramos demasiado cómodos para ventilar: así es el sistema que ahora regula tu aire sin avisar

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Xataka Smart Home

por
Jose Antonio Carmona

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