Si no estamos conformes con el sonido de serie de nuestro televisor y queremos mejorarlo, además de los clásicos altavoces estéreo, de ayudarnos de una minicadena o con un conjunto de cine en casa, otra de las opciones disponibles en el mercado y que se ha puesto de moda son las barras de sonido, unos dispositivos que han crecido rápidamente en prestaciones y funcionalidades.
Tenemos cientos de opciones disponibles en el mercado, con innumerables tecnologías, formatos, funciones, parámetros y características que es complejo recodar y que no siempre hacen referencia a la calidad real del equipo. De hecho, muchas veces son pura y simple estrategia publicitaria para atraernos hacia un modelo concreto.
Por ello, si estás pensando en comprar una barra de sonido en el próximo Black Friday 2025, a continuación vamos a repasar los principales aspectos clave que conviene tener en mente más allá de los clásicos datos hinchados de potencia, conexiones y funcionalidades que nunca usaremos en los que se suelen centrar fabricantes y vendedores.
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Tipo de barra de sonido y cantidad de altavoces integrados
Podemos distinguir principalmente dos tipos de barras de sonido: las activas y las pasivas. Las pasivas no tienen amplificación, por lo que requieren de un equipo externo que les dote de la potencia necesaria para mover los transductores. Son únicamente un conjunto de altavoces pasivos metidos en la misma caja acústica que debemos conectar a un amplificador externo, como por ejemplo un receptor A/V. Más típicas si buscamos un modelo con orientación HiFi de gama alta.
Las barras de sonido activas incorporan amplificación para los altavoces, además de sistema de procesamiento y en muchos casos ecualización y corrección acústica, no necesitando de ningún equipo externo para comenzar a producir sonido, salvo el reproductor de contenidos. Son las más abundantes en el mercado doméstico y la mayoría de las que veremos en las tiendas.
De hecho, las barras actuales de gamas medias y altas suelen querer venderse como sustitutas de los sistemas de audio multicanal más grandes, capaces de reproducir los contenidos de los efectos laterales y traseros, aunque el resultado final no será el mismo.
En el mercado nos encontramos con modelos básicos que cuentan con una configuración de 2 o 2.1 canales, y otros más avanzados que alcanzan los 5.1, 7.1 e incluso 9.1. Los modelos más punteros en la actualidad son los compatibles con el formato de sonido envolvente basado en objetos Dolby Atmos, ofreciendo en general una mejora notable en cuanto a prestaciones sonoras con respecto a las barras más simples, pero no por el hecho de tener Dolby Atmos, sino por ser barras de mayor gama y precio que las básicas.
En general podemos distinguirlas a simple vista porque estas barras con sonido envolvente incorporan varios altavoces orientados hacia diferentes direcciones para dirigir el sonido hacia las paredes y techos de nuestra sala, logrando por medio de las reflexiones un efecto envolvente que puede llegar a alcanzar cierto grado de efectividad.
También es habitual encontrarnos en las gamas altas modelos que incluyen altavoces surround externos con los que mejorar la calidad de los efectos envolventes y que deberemos colocar tras los asientos del espectador. Si queremos sonido surround «de verdad» nos interesará contar con estos canales de efectos reales.
Mi recomendación es que, más allá de buscar un modelo con este tipo de altavoces de sonido envolvente, nos fijemos como prioridad que la barra elegida cuente con un altavoz específico dedicado al canal central.
Esto permitirá que los diálogos se reproduzcan con mayor claridad, nitidez y potencia, y además el fabricante probablemente nos deje variar el volumen de dicho canal central de forma independiente para no tener los clásicos problemas de voces que no se entienden al ver cine de acción.
Tamaño de los drivers y respuesta en frecuencia específica de la barra
Resulta habitual que al ver las especificaciones de una barra en su publicidad prometa cientos de vatios, dando la sensación de que tendrá unas capacidades de presión sonora abrumadoras. Es un dato que por otra parte no sirve de mucho sin saber la sensibilidad de los altavoces, pero además, casi nunca se precisa sobre el tamaño de los drivers y la respuesta en frecuencia de los mismos.
El tamaño sí importa en sonido, y cuanto más grandes sean los drivers de la barra mejor será la calidad sonora en frecuencias medio-graves, y mayor el realismo ofrecido y la sensación de empaste con el subwoofer externo en el caso de que lo incorpore.
Lo habitual es que este dato sea desconocido, pero podemos hacernos una idea por las dimensiones de la barra, siendo los valores más habituales de entre 2,5 y 3,5 pulgadas para las gamas medias-bajas, con algunas que superan las 4,5-5 pulgadas en los modelos más grandes, cifra que ya comienza a ofrecer buenas prestaciones si se complementa con un subwoofer.
Tampoco suele ser habitual que se nos informe sobre la respuesta en frecuencia solo de la barra. Lo normal, si es que se incluye este dato en las especificaciones técnicas, es que se dé un valor total con el subwoofer incluido, algo que puede servir de referencia pero que no nos ayudará a saber cómo de lejos podremos instalar el altavoz de graves con respecto a la barra.
En su día ya vimos cómo algunas marcas suelen abusar de barras extremadamente pequeñas con un gran subwoofer externo, lo cuál puede ocasionarnos limitaciones a la hora de instalarlas. De ahí que resulte conveniente conocer si la barra por sí sola será capaz de bajar hasta unos 80-100 Hz, valor que nos permitirá poder colocar el subwoofer alejado de la misma sin sufrir esos problemas. Dato que en general será imposible de conseguir en las especificaciones.
Calidad de los materiales de construcción

Imagen: Generada con IA
Cómo esté construida la caja acústica de la barra es uno de los factores más importantes, junto con los drivers montados, a la hora de producir un sonido de calidad, como ya vimos en su día cuando comentamos los factores que influyen en la calidad sonora producida por los altavoces tradicionales.
Y hay algunas características que inmediatamente deberían echarnos para atrás a la hora de comprar un sistema de cine en casa, en este caso de una barra de sonido, si queremos un mínimo de calidad, empezando por que se abuse del plástico de mala calidad, con poca densidad y cajas acústicas diminutas.
En general la combinación de estos elementos suele ser indicativo de que el equipo no será capaz de soportar grandes volúmenes sonoros sin distorsión e incluso de que en el futuro podremos tener problemas estructurales si el grosor de las paredes de la caja acústica es demasiado escaso.
Lo ideal es que las barras, altavoces de efectos y sobre todo los subwoofers estén fabricados con madera de una buena densidad para evitar coloraciones indeseadas, y que cuente con partes metálicas o de plástico bien sujetas que no puedan vibrar. Si el modelo que estamos revisando tiene materiales plásticos por todas partes y rejillas de baja calidad por todos sitios, quizá tenga un aspecto más bonito, pero a la larga pueden sufrir dilataciones y desajustes que crearán vibraciones molestas.
Esto es difícil de saber si nos limitamos a ver imágenes de la barra por Internet antes de comprarla. Por eso, lo ideal es poder acercarnos a un comercio donde esté expuesta y comprobar de primera mano cómo es su calidad de fabricación, si los materiales dan buena sensación de calidad, si los acabados son buenos, etc.
Formatos de sonido y conectividad
Las barras de sonido más básicas no son capaces de decodificar casi ningún formato de audio digital avanzado por ellas solas (salvo el sonido Dolby Digital) y tendremos que dárselos ya preparados desde la tele. A partir de ahí iremos subiendo en prestaciones con equipos que pueden trabajar con Dolby Digital Plus, DTS, sus versiones sin pérdidas, o incluso con los formatos basados en objetos Dolby Atmos y DTS:X.
Cada incremento en estas prestaciones supondrá una subida de precio que quizá nunca lleguemos a aprovechar. Por ejemplo, si no vamos a contratar un servicio de streaming compatible con Atmos o a conectar un reproductor Blu-ray a la barra, probablemente no necesitaremos un modelo compatible con este formato y podamos ahorrar unos euros.
Sin embargo, si estamos buscando un sonido con calidad «de cine», lo más importante es comprobar que la barra cuenta con un canal central dedicado en la forma de un altavoz destinado a esta función, a ser posible de varias vías (tweeter más woofer por ejemplo) para asegurarnos de una respuesta en frecuencia de calidad.

Imagen: Xataka
Contar con un canal central específico permitirá que la barra sea capaz de ofrecer unos diálogos más definidos, claros y centrados que podremos comprender sin tener que subir el volumen al máximo o sin tener que andar subiendo y bajando cuando lleguen las explosiones y disparos.
También conviene fijarse en si el modelo que estamos pensando comprar cuenta con la opción de reproducir de forma directa archivos de música que le introduzcamos por ejemplo por un puerto USB o a través de la red local. En estos casos resulta útil conocer mirando en las especificaciones técnicas qué tipos de archivo en concreto es capaz de reconocer (MP3, FLAC, etc.), no vaya a ser que en el que guardamos buena parte de nuestra música no sea compatible.
En cuanto a la conectividad, para enchufar una barra de sonido al televisor tenemos varías posibilidades, cada una de ellas con sus propios beneficios e inconvenientes. La gran mayoría de barras a día de hoy incorpora puertos HDMI, por lo que la señal de sonido que se envía desde el televisor a nuestra barra puede ser transferida a través de este cable.
Si contamos con un televisor que ofrezca entrada HDMI ARC o su sucesora eARC, la transferencia de la señal podrá suceder en ambas direcciones, eliminando la necesidad de conectar otro cable HDMI para una consola o reproductor externo y enviando la señal a la máxima calidad posible.
Otra posibilidad de conexión es clásico cable óptico. En este caso no contamos con las funciones CEC del HDMI que nos permite controlar la barra con el mando de la tele, ni tampoco podemos optar a los formatos multicanal Dolby Atmos o DTS:X por limitación de ancho de banda, aunque gracias a la transmisión a través de fibra óptica, la señal es inmune a interferencias electromagnéticas.
También tenemos la opción de conectar la barra de sonido por cable coaxial (transmisión digital de la señal) o por cable jack de 3,5 mm. (transmisión analógica de la señal). Todo depende del equipo adicional con el que contemos, aunque si lo que deseamos es ver contenido con audio a alta resolución y compatible con señales de audio multicanal, como vimos a fondo en su día lo mejor es apostar por HDMI.
Por último, hay barras de sonido que también son compatibles con conexiones inalámbricas Bluetooth, WiFi, e incluso cuentan con puerto Ethernet. Una barra de sonido con Bluetooth nos va a proporcionar una mayor versatilidad a la hora de conectar dispositivos en ella, aunque con menor calidad de sonido.
Imagen portada | Klipsch
En Xataka Smart Home | No, no deberías poner el subwoofer de tu barra de sonido en cualquier rincón del salón: consejos para lograr la mejor calidad sonora
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La noticia
Quiero comprar una buena barra de sonido en el Black Friday 2025: estos son los puntos clave que no suelen contar los fabricantes
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Xataka Smart Home
por
Paco Rodríguez
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