Salir de vacaciones tiene muchas cosas buenas, pero también una víctima colateral que puede acabar sufriendo si no se cuida adecuadamente: las plantas. Vivo en una zona donde el calor aprieta bastante en verano y, tras varios intentos, hemos encontrado el lugar perfecto para mantenerlas a salvo durante los días que estamos fuera.
Como ya he comentado en alguna ocasión, buena parte de la casa queda expuesta al sol directo desde el mediodía. Las plantas de exterior lo pasan realmente mal, y ni siquiera los toldos —por bien que los bajemos— consiguen frenar del todo los rayos del sol. Para conservarlas en mejores condiciones, hemos tenido que buscar un rincón más protegido dentro de casa. Y, por fin, hemos dado con el sitio ideal.
El patio de mi casa
Entra mucha luz indirecta
Durante años nos complicamos la vida buscando el lugar perfecto para las plantas. Las teníamos en la terraza o en el salón, y muchas de ellas en nuestra ausencia, las colocamos en estanterías del salón, en el alfeizar de la ventana del dormitorio y hasta sobre la encimera de la cocina. Algunas sobrevivían, otras languidecían y otras… bueno, acababan en el cubo del compost. Pero he descubierto que el mejor lugar para ellas estaba justo delante de mí: la terraza interior acristalada que da al patio de luces del edificio.
Es una pequeña terraza cerrada con cristaleras opacas y correderas. Allí tengo la lavadora, el cubo de reciclaje y es también el lugar donde suelo tender la ropa cuando llueve. Nunca le había prestado demasiada atención.
Sin embargo, un día organizando las macetas después de transplantarlas, dejé allí un tiesto con una planta que estaba bastante decaída, como quien no quiere la cosa. Días después, al volver a fijarme, me sorprendí: la planta estaba más verde, con hojas nuevas y un aspecto mucho más saludable.
Me dio por dejar otra planta. Luego otra. Y lo confirmé: la terraza interior acristalada es, sin duda, el lugar ideal para tener plantas en casa. ¿La razón? Muy sencilla, y tiene toda la lógica del mundo.
Luz natural
En ese espacio entra muchísima luz natural, pero no la agresiva luz directa del sol que a veces quema las hojas o seca la tierra en cuestión de horas. Los cristales actúan como filtro natural. Además, al estar orientada al patio interior, la temperatura es mucho más estable: no hay corrientes bruscas ni cambios de calor extremo como en las ventanas que dan al exterior. Ni demasiado calor en verano ni el frío cortante del invierno.
Es una especie de microclima dentro de casa. No llega a ser un invernadero, pero se le parece bastante. Las plantas se desarrollan con una luz suave y constante, y el ambiente es más húmedo que en otras zonas de la vivienda, lo que también les viene de maravilla.
Ahora cuando salgo de vacaciones varios días dejo allí distintas plantas, desde XXX a pasando por pequeñas suculentas y alguna planta colgante. Durante mis vacaciones se ha convertido en un pequeño oasis que no solo embellece el rincón más olvidado de casa.
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La noticia
Este es el lugar de la casa que elijo para dejar las macetas en vacaciones: no es ni el balcón ni el salón
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Xataka Smart Home
por
Jose Antonio Carmona
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