En muchas cocinas, la esponja del fregadero nunca falta. Sin embargo, existen alternativas que nos pueden ofrecer bastantes ventajas a la hora de fregar los platos en nuestra cocina. Una de ellas es el cepillo para lavar platos, una herramienta que gana adeptos por ser más higiénica, duradera y eficiente.
Aunque no solemos prestarle demasiada atención, las esponjas de cocina pueden convertirse en uno de los objetos más contaminados del hogar. Y en este aspecto, el cepillo cuenta con ventajas que merece la pena considerar. Bajo estas líneas te contamos todos los detalles.
El cepillo para lavar los platos reduce la acumulación de bacterias
Diversos estudios científicos, como el publicado en 2017 en Scientific Reports por un equipo de investigadores, han demostrado que en su interior pueden proliferar cientos de tipos de bacterias, entre ellas algunas potencialmente dañinas como Salmonella o E. coli. La razón es su propia estructura porosa, la cual retiene humedad y restos de comida, creando un ambiente ideal para los microorganismos.
Por el contrario, tal y como señala este otro estudio publicado en ScienceDirect, los cepillos de cocina tienen cerdas que se secan más rápido, lo que dificulta la proliferación bacteriana. Además, no acumulan residuos con tanta facilidad, son más fáciles de enjuagar y, por tanto, más limpios a lo largo del día. Los hay en varios formatos, y en mi casa hemos apostado por los que son más alargados, ya que vienen muy bien para fregar por dentro jarras que reutilizamos o botellas de agua.
Mientras que lo suyo es cambiar la esponja cada 1 o 2 semanas (especialmente si huele mal o se deshace), un cepillo de calidad puede durar varios meses si se limpia adecuadamente. Esto no solo reduce el gasto a largo plazo, sino también la generación de residuos en casa. Además, muchos modelos modernos están fabricados con materiales reciclables o biodegradables, ofreciendo alternativas más sostenibles.
Entre otras ventajas del cepillo también, al tener mango, evita el contacto directo con la grasa o con restos de comida, algo que puede resultar especialmente útil para personas con piel sensible (aunque para esto también existen otras alternativas como ponerse guantes o usar el lavavajillas). También permite fregar con mayor eficacia superficies rugosas o esquinas difíciles, gracias a sus cerdas rígidas y su diseño.
Cambiar la esponja del fregadero por un cepillo es una decisión sencilla que puede mejorar la higiene en tu cocina, aunque si es una herramienta que has usado desde siempre, es normal que tengas reticencia a no cambiar. Aún así, si quieres seguir manteniendo la esponja, puedes cambiarla de manera más frecuente en tu día a día para reducir la proliferación de microorganismos.
Además, como cualquier utensilio de limpieza, el cepillo también necesita lavarse regularmente para evitar acumulación de suciedad. Al final, lo importante es mantener hábitos de limpieza adecuados escojas lo que escojas.
Imagen de portada | Volodymyr Hryshchenko
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La noticia
Usamos mucho la esponja para lavar platos, pero tiene sus problemas: esta alternativa se seca antes y es más limpia y económica
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Antonio Vallejo
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