Hace unos días, empecé a notar que algo no iba bien con el frigorífico de casa. Algunos alimentos salían congelados, especialmente los que estaban en la parte trasera. Al principio pensé que había bajado demasiado la temperatura, pero aunque subí el regulador, el problema seguía. Ni cambiar la ubicación de los alimentos ni apagarlo unas horas parecía ayudar. Así que llamé al técnico.
Cuando vino, lo vio claro. El problema estaba en una pieza pequeña, de plástico, que forma parte del sistema (el damper de la nevera) que regula el paso del aire frío desde el congelador al refrigerador. Y mientras llegaba la pieza, así conseguí salir del paso.
Un arreglo provisional pero efectivo
Según me explicó, este tipo de frigoríficos (los de tipo combi, con congelador y nevera) usa un solo compresor que genera frío en el congelador, y desde ahí se reparte el aire hacia el compartimento de refrigeración. Una trampilla automática se abre y se cierra para dejar pasar el frío según la temperatura que detecta el termostato. Pero en mi caso, esa trampilla estaba atascada por culpa de esa pieza rota, que había quedado encajada en posición cerrada.
Eso hacía que el frío no se distribuyera de forma uniforme y, en lugar de mantener el frigorífico entre 3 y 8 grados, congelaba lo que había cerca de la entrada de aire. La solución definitiva pasaba por cambiar la pieza —algo que lleva su tiempo porque a veces hay que pedirla al fabricante—, pero mientras tanto, el técnico me dio un truco sencillo para salir del paso.
Abrimos el compartimento trasero del frigorífico (donde está la rejilla por donde entra el aire frío) y, con mucho cuidado, dejamos la trampilla ligeramente entreabierta usando un pequeño objeto de plástico fino (como un trozo de cable o incluso una pajita cortada).
La idea era permitir que el aire circulara, pero sin dejarla totalmente abierta para que no congele más de lo necesario. También bajamos un poco la potencia del termostato mientras esperaba la reparación.
Desde entonces, el frigorífico ha vuelto a enfriar de forma más normal. Obviamente, no es una solución definitiva —porque el sistema ya no regula la temperatura de forma automática—, pero es una forma útil de ganar tiempo hasta que llegue la pieza de repuesto o puedas hacer la reparación completa.
A los pocos días, el técnico regresó con la pieza completa y realizó la sustitución, de modo que ya no fue necesario seguir utilizando el arreglo provisional. Sin embargo, durante todo ese tiempo, esa solución temporal permitió que el frigorífico siguiera funcionando con normalidad.
Si te ocurre algo similar, y eres algo manitas, puedes probar este método con mucho cuidado. Eso sí, nunca fuerces nada, y si no lo ves claro, mejor espera al técnico.
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La noticia
Mi frigorífico estaba congelando la comida: así lo he solucionado mientras el técnico me lo arreglaba
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Jose Antonio Carmona
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