Una de las cosas que más ilusión me hace de la compra de mi primer piso es montar la cocina a mi gusto y ahí tengo claro que quería un frigorífico con doble puerta y acabado acero inoxidable para tener espacio de sobra y deleitarme con ese aspecto moderno e industrial. Además, tenía claro desde el principio que no quería electrodomésticos ocultos tras un panel: los quiero a la vista.
Por otro lado, a lo largo de los años he ido acumulando una inmensa colección de imanes fruto de mis viajes. Reconozco que para comprar imanes no me va el minimalismo precisamente: adoro esos grandes y voluminosos con formas únicas y relieve. Y eso tiene un hándicap: no será la primera vez que el imán del imán (entiéndase: la pieza que verdaderamente se encarga de mantener el adorno en su sitio) no soporta el peso y con el movimiento, se acaba cayendo.
La idea era clara: llevarme todos mis imanes a mi nevera, desde los que guardo en un cajón de pisos anteriores hasta unos cuantos de casa de mis padres, a los que he ido surtiendo a lo largo de los años. Pero cambié de idea tras enterarme de lo que dicen los fabricantes.
Los imanes no alteran el consumo ni el funcionamiento de la nevera. Pero no son inocuos
Lo de que los imanes hacen que el frigorífico gaste más energía lo había oído alguna vez pero sabía que no era cierto y de hecho, en Xataka Home ya habíamos preparado un artículo para desmentirlo con declaraciones de algunos de los principales fabricantes. No es un tema baladí, ya que al fin y al cabo aunque la nevera no sea el electrodoméstico más potente de la casa, sí es uno de los que más gastan (casi un 30% del consumo total) simple y llanamente por estar siempre encendido.
En su momento Endesa dijo que este rumor era falso porque «La realidad es que los campos magnéticos de estos imanes son tan insignificantes que ni siquiera atraviesan la puerta de la nevera.» Sin embargo, después leí lo que Bosch declaraba al respecto y me lo pensé dos veces:
«Si se utilizan sólo unos pocos imanes en la puerta del frigorífico, no se espera que el dispositivo funcione mal; pueden producirse arañazos en la superficie. Si se colocan tantos imanes en la puerta del frigorífico que el peso de la puerta aumenta enormemente, se puede acortar la vida útil de la bisagra de la puerta».
Habida cuenta que en mi colección de imanes puede rondar la centena, de que la mayoría son grandes y que retirando algún imán de la puerta de mis padres me he encontrado alguna muesca (fruto de abrir la nevera y que la puerta golpee contra la pared, provocando que la zona de los imanes más voluminosos choquen más), me lo he pensado mejor: la nevera es lo suficientemente bonita por sí misma, algo que no puedo decir de la caldera de la terraza, cuya superficie metálica y lisa resulta ideal para colocar el grueso de mi colección. En su carcasa no hay bisagras que soporten peso extra. Eso sí, alguno que otro se ha salvado y se queda en la cocina.
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Portada | Foto de Melike B en Pexels
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La noticia
Tras saber lo que dice Bosch sobre colocar los imanes en la puerta de la nevera, he pasado mi colección a la caldera
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Xataka Smart Home
por
Eva R. de Luis
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