Robots con IA que ya trabajan en casa y hoteles

Robots con IA en el día a día

Los robots con inteligencia artificial están dejando de ser prototipos de laboratorio para integrarse en espacios cotidianos. Desde la cocina de casa hasta el mostrador de un hotel, diversas propuestas —como las presentadas en eventos sobre robots humanoides y automatización avanzada— muestran que la autonomía y el entendimiento del entorno han dado un salto cualitativo.

Este avance tiene un hilo conductor: sistemas de IA capaces de aprender de la observación humana, interactuar con lenguaje natural y ejecutar movimientos precisos, como muestran fabricantes que apuestan por robots humanoides. Aun así, surgen dudas razonables en torno a privacidad, fiabilidad y seguridad, mientras los fabricantes afinan precios y prestaciones para llegar a más usuarios.

Un humanoide que aprende a poner el lavavajillas

Robot con IA realizando tareas domésticas

Figure ha mostrado cómo su humanoide Figure 02 es capaz de cargar platos, vasos y cuencos en un lavavajillas con ayuda de Helix, un modelo de Visión‑Lenguaje‑Acción (VLA) que traduce la comprensión de la escena en movimientos concretos, un hito que recuerda a casos como Walker S2. La compañía sostiene que el sistema opera con una precisión de centímetros, suficiente para ejecutar la tarea con constancia.

Para un robot, sujetar objetos frágiles, aplicar fuerza adecuada, orientar cada pieza y colocarla en el sitio correcto supone un desafío enorme. La clave de Helix está en que aprende observando a personas y no exige programar paso a paso cada gesto, lo que le permite adaptarse, corregir errores e incluso recuperarse tras pequeños golpes o colisiones imprevistas.

El progreso ha sido incremental: tras su presentación, el equipo mostró en junio clasificación de paquetes en línea, en julio el CEO Brett Adcock difundió un vídeo cargando ropa en una lavadora y, en agosto, el robot dobló toallas siguiendo comandos de voz. Ahora, al añadir el lavado de platos, Figure refuerza la idea de que un único cerebro de IA puede impulsar tareas muy distintas.

Expertos consultados celebran la dirección hacia asistentes domésticos multifuncionales, pero recuerdan que labores más complejas —como el uso de robots aspiradores, sacar la basura o cocinar con precisión— aún requieren mayor nivel de robustez, percepción y control fino antes de convertirse en rutina.

Robots sociales que quieren convivir contigo

Robot social con IA para el hogar

En el terreno de los compañeros domésticos, TCL ha presentado Ai Me, un pequeño robot pensado para generar cercanía y atender el hogar, evocando a otros robots sociales. La marca lo orienta a interacciones naturales y compañía emocional, con voz cálida, expresiones en los ojos y un exterior acolchado que invita al contacto sin dejar de lado la función de vigilancia del hogar.

Su diseño modular incluye Baby Core (reconoce expresiones y voces para respuestas empáticas), Drive Core (base de movimiento autónomo y estación de carga) y Mini Core (módulo portátil para acompañar al usuario, capturar fotos y mantener conexión continua). Este enfoque busca un robot que crece con la familia y se adapta a distintos momentos del día.

TCL subraya aspectos estéticos y de personalización con accesorios y colores, y afirma no comercializar datos a terceros. Aun así, como es lógico en dispositivos conectados, persisten las preguntas sobre protección de datos y control del procesamiento, especialmente si el robot se convierte en un elemento siempre presente en el hogar.

Hoteles que combinan robots y humanos

En la recepción de algunos hoteles, los robots con IA empiezan a ser habituales para cubrir turnos largos y aliviar la falta de personal. La cadena japonesa Henn na Hotels lleva años experimentando con asistentes que atienden en el idioma del cliente y responden a consultas acotadas; problemas curiosos del pasado —como confundir ronquidos con peticiones— se han ido puliendo con nuevas versiones.

Directivos del sector señalan que la combinación de IA más asequible y hardware más barato está acercando estos sistemas a establecimientos de gama media. Aun así, la mayoría apuesta por un mix humano‑robot que equilibre trato personal con automatización, reservando para las máquinas tareas de trastienda —desde logística hasta limpieza de suelos— y manteniendo a personas en interacciones sensibles con el huésped.

Lo que falta por resolver

Aunque la curva de aprendizaje es prometedora, quedan retos en control de calidad, seguridad operativa y gestión de expectativas. La autonomía general —pasar de tareas guiadas a un repertorio amplio y fiable en entornos no estructurados— exige avances en percepción multimodal, razonamiento y manipulación robusta, además de marcos claros de privacidad y gobernanza.

Con cada nueva capacidad demostrada —del lavavajillas a la recepción— se acorta la distancia entre los prototipos y la adopción real. Lo importante será encajar estos robots con IA en flujos de trabajo y hogares sin fricciones, con transparencia, supervisión y una utilidad tangible que justifique su presencia cotidiana.