Ya sabíamos que el cambio de hora puede provocar desajustes fisiológicos. Estos científicos dicen que incluso puede hacernos engordar

Ya sabíamos que el cambio de hora puede provocar desajustes fisiológicos. Estos científicos dicen que incluso puede hacernos engordar

Dos veces al año el cambio de horario suele colarse en las charlas típicas de ascensor con vecinos y compañeros de trabajo. Que si a mi me afecta mucho, que si yo ni lo noto, que si me paso medio atontado varios días. La realidad es que una acción aparentemente tan simple puede trastocarnos y causar ciertos desajustes fisiológicos, además de influir en nuestra factura de la luz.

Pero más allá de que nos levantemos con más o menos sueño o lleguemos tarde a la primera clase del día, puede que el cambio de hora afecte más seriamente a nuestra salud.

Cómo puede afectarnos el cambio horario

Todos los seres humanos nos regimos por lo que se conoce como ritmo circadiano. Es algo así como el reloj interno de nuestro organismo que ayuda a regular el funcionamiento físico y mental, estando a cargo de innumerables procesos fisiológicos. De ese reloj virtual interno dependen aspectos tan cotidianos pero importantes como la hora a la que tenemos hambre, a la que tenemos sueño, cuándo estamos más despiertos y activos o cuándo más aletargados y en estado de reposo. 

Y sí, ignorar este reloj natural o modificar artificialmente su tictac puede provocar malestar temporal o, incluso, enfermedades graves. Por ejemplo puede alterarse con estados de estrés, mediante sustancias químicas o también modificando los hábitos de exposición a la luz solar.

Este último punto es precisamente el que Investigadores de Stanford Medicine han estudiado para saber cómo afectaban a dichos ritmos aplicar tres políticas horarias diferentes: el horario de invierno, el de verano y el horario con cambio bianual. 

Para ello analizaron la exposición real a la luz bajo cada política, basándose en las horas locales de salida y puesta del sol, observando el impacto en los ritmos circadianos y las características sociosanitarias de cada condado norteamericano. 

¿Cuáles han sido los resultados? Pues se dieron cuenta de que «mantener el horario estándar o el horario de verano es definitivamente mejor que cambiar dos veces al año». Según sus datos, el horario de invierno «evitaría unos 300.000 casos de ictus al año y reduciría la obesidad en 2,6 millones de personas». El horario de verano, por su parte, «permanente lograría aproximadamente dos tercios del mismo efecto».

¿Por qué sucede esto? «Cuando hay luz por la mañana, se acelera el ciclo circadiano. Cuando hay luz por la tarde, se ralentiza […]. Generalmente se necesita más luz matutina y menos luz vespertina para mantener una buena sincronización con un día de 24 horas», explicaba Jamie Zeitzer, profesor de psiquiatría y ciencias del comportamiento de la Universidad de Standford.

De hecho, según los investigadores, cuanta más exposición a la luz se recibe en momentos inadecuados, más «débil» es el reloj circadiano. Esto puede afectar al ciclo vital de las personas alterando el sistema inmunitario y el manejo de la energía del organismo.

¿Qué política horaria tendría mejores efectos sobre el ritmo circadiano? Pues para EEUU aseguran que dejar fijo el horario de invierno sería lo mejor, aunque como reconocen los propios investigadores hay muchos otros factores que no se han tenido en cuenta.

Por ejemplo la idiosincrasia de cada población o región, la capacidad de adaptación del organismo, si el cambio se produce siempre desde que somos pequeños o no, qué sucede en países con pocas o muchas horas de luz al día, cómo son las costumbres de cada país, a qué hora se suele desayunar, comer y cenar, etc.

¿Es por tanto el estudio definitivo? Pues no, da indicaciones interesantes sobre el efecto del cambio horario, pero está lejos de ofrecer una respuesta absoluta sobre si es bueno o malo variar dichos horarios. 

Imagen portada | Mpho Mojapelo

Más información | Stanford Medicine | Pnas

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Ya sabíamos que el cambio de hora puede provocar desajustes fisiológicos. Estos científicos dicen que incluso puede hacernos engordar

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Paco Rodríguez

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