He estado durante un año viviendo fuera de casa, en Estados Unidos. Aunque allí el ecosistema de Amazon es más amplio que en España, ni me llevé los Echo que tengo en casa ni compré ninguno allí. Decidimos vivir un año sin domótica, y no fue nada mal. Vivíamos en un pequeño apartamento, así que el apagar y encender luces tampoco era incómodo (como llegar a ser en una casa grande en la que te dejas luces «lejanas» encendidas).
Antes de irme, mi relación con Alexa o Siri ya era complicada. Sí, nunca me gustaron, incluso en la época en la que se alababan entre sectores entusiastas de Apple o de Amazon. Si los he usado ha sido para encender y apagar cacharros, para preguntar por el tiempo, poner recordatorios y poco más. Todo lo que suponía profundizar más allá de eso ya me resultaba frustrante. Ya no era 2016, pero la «inteligencia» seguía muy por debajo de lo que yo esperaba.
Y llegó ChatGPT. Con la explosión de la IA generativa y cierto boom de cierto chatbot en noviembre de 2022, todo cambió. De repente, teníamos algo a lo que sí podíamos pedir una tarea o duda algo más compleja sin que te mandara al navegador. Y nos comenzamos a preguntar qué futuro tenían estos asistentes, y más allá de eso, cómo integrar más inteligencia en Alexa. Sin embargo, todo siguió igual. Seguía aceptando que mis peticiones a Alexa y Siri debían ser limitadas, sin frustrarme más que antes. Pero algo había cambiado para siempre al saber que otras IA sí eran capaces.
Un año y pico sin Alexa y golpe de realidad. En ese año sin Alexa, como decía, no he echado casi en falta sus virtudes (que las hay) en domótica y preguntas simples. Tenía el «Ok Google» de Android o el «Oye Siri» a mano. Pero al volver, ya acostumbrado a tener siempre Gemini y ChatGPT en aplicaciones dedicadas en el móvil, todo cambió. Muchas veces, cuando estoy comiendo con mi pareja, se genera un debate y queremos preguntar algo. Tras varias consultas a Alexa hemos abandonado el intento: es mucho más rápido recurrir a los chatbots en el móvil.
La realidad es que tanto el modo escrito de ChatGPT y Gemini como sus modos de voz logran responder bien a todas nuestras peticiones. Hace poco le enseñaba a mi padre el modo voz de ChatGPT y me impresionó cómo, pese a trabarme casi queriendo, y pese a cortar a ChatGPT cuando empezaba a responderme, las contestaciones fueron excelentes. Esto me hace pensar en que el hardware que lance OpenAI de manos de Jony Ive puede, incluso sin ser revolucionario, cerrar un hueco que ahora existe en el mercado.
Amazon y Google están en ello. La sensación de inferioridad de Siri, Google Assistant o Alexa frente a sus hermanos más inteligentes es algo extendido entre la mayoría de usuarios. Y Amazon y Google lo han reconocido también con la existencia de Alexa+ (aún mejorando en Estados Unidos y con la promesa de una beta pronto en España) y de Gemini en los altavoces de los de lo Mountain View. A la espera de una llegada masiva a los hogares (y de una gran mejora de Siri), la realidad es que en pleno 2025 no podemos mirar atrás. La «inteligencia» de los asistentes que prácticamente no era suficiente hace una década hace muchas aguas ahora.
Alternativas (a medias). Si quieres que los dispositivos actuales sean más inteligentes, probablemente Gemini para los altavoces de Google sea lo más avanzado que puedes tener en España. También hay skills para los Amazon Echo que integran ChatGPT, pero ante su falta de «oficialidad» y coste, la recomendación última es aprovechar lo que tenemos gratis en los smartphones. La esperanza es que Alexa+ demuestre pronto que Amazon ha aprendido la lección, y que Apple «arregle» Siri con algo como Gemini
Imagen | Xataka con Mockuuups Studio y Lazar Gugleta en Unsplash
En Xataka Smart Home | Alexa tiene una función para ayudarnos a aprender inglés: así puedes activarla
Después de un año sin usar Alexa me he dado cuenta de lo mal que ha envejecido. Solo necesita algo para estar a la altura: copiar ChatGPT
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Antonio Sabán
.
