Con la llegada de las noches más calurosas del año, coincidiendo con la canícula, descansar se convierte en un auténtico reto. Alcanzar un sueño reparador es esencial para mantenernos sanos y con energía, pero cuando las temperaturas no bajan ni por la noche, dormir bien deja de ser fácil… y el calor no colabora en absoluto. Pero lejos de lo que pueda parecer, hay vida más allá del aire acondicionado.
Aunque muchos repiten la frase de “ya dormiré cuando me muera”, lo cierto es que el descanso nocturno es clave para que el cuerpo se recupere, tanto física como mentalmente. El problema es que, frente al calor extremo, puede ser contraproducente adoptar medidas que seguro te suena: dormir en el suelo, hacerlo bajo un ventilador encendido toda la noche (puede tener más inconvenientes que beneficios) o abusar del aire acondicionado (con el gasto energético que implica). Y la solución la tenemos a mano, en otro tipo de aire.
El aire que refresca… no es el acondicionado
Una de las soluciones más accesibles, económicas y efectivas para bajar la temperatura en casa sin encender el aire es recurrir a las corrientes de aire natural. Puede parecer básico, pero es una técnica que nuestros abuelos ya usaban (abrir las ventanas enfrentadas) y que, bien aplicada, funciona.
La Organización Mundial de la Salud ya menciona las corrientes de aire como un método ideal para favorecer la renovación del aire (en este caso se trataba de evitar la propagación de la COVID). Basta con abrir puertas y ventanas de lados opuestos de la vivienda para generar una corriente de aire fresco… pero de cómo hacerlo hablaremos más adelante.
La falta de sueño sostenida no solo afecta al estado de ánimo o a la concentración, sino que puede provocar pérdida de reflejos, disminución del rendimiento cognitivo y problemas de memoria. Por eso, cada noche sin dormir cuenta. Dar vueltas en la cama, con el ventilador apuntando a la cara y el sudor como único compañero, no es una opción sostenible.
Cómo usar bien las ventanas para refrescar la casa
No se trata de abrir ventanas sin pensar, sino de usar bien la ventilación natural, aprovechando la diferencia de temperaturas entre el interior y el exterior, y generando corrientes de aire eficaces. Existen tres tipos principales de ventilación:
- Ventilación unilateral: abrir una sola ventana o varias en la misma pared. Es la menos eficaz, ya que no genera suficiente movimiento de aire.
- Ventilación cruzada: abrir ventanas opuestas (por ejemplo, al norte y al sur). Esta configuración permite que el aire fluya atravesando la vivienda, expulsando el calor acumulado.
- Ventilación por tiro térmico o “efecto chimenea”: se da cuando el aire caliente sube a través de un espacio vertical, como un patio interior o una escalera. Esto genera una succión natural de aire fresco desde otras zonas más frías de la vivienda.
Si tienes ventanas en extremos opuestos de la casa, puedes generar una corriente cruzada. Y si una de ellas da a un patio interior o un hueco vertical, puedes sumar el efecto chimenea para mejorar la circulación del aire.
Y en caso que no sea posible, puedes expulsar el aire caliente colocando el ventilador de forma estratégica de cara a una ventana abierta para aumentar el flujo de aire y sacar así el aire interior hacia fuera.
¿Cuándo ventilar?
No todas las horas son buenas para abrir las ventanas. Lo ideal es ventilar a primera hora de la mañana o al anochecer, cuando la temperatura exterior baja. Hacerlo durante las horas centrales del día puede ser contraproducente y aumentar el calor en casa.
Además, no hace falta abrir las ventanas de par en par. A veces, una apertura parcial o incluso usar la posición basculante es suficiente para generar corriente. Lo importante es mantener una entrada y una salida de aire alineadas, cerrando el resto de puertas y ventanas para que el flujo no se disperse.
Otros consejos para dormir mejor sin pasar calor
Una vez logres mantener la casa a una temperatura razonable, hay pequeños gestos que también ayudan. Estos son algunos de los que ya conocemos y que ahora resumimos:
- Evita usar aparatos electrónicos por la noche: ordenadores, televisores o consolas generan calor.
- Duerme con ropa ligera: tejidos naturales como el algodón o el lino ayudan a transpirar mejor.
- Limita las fuentes de luz intensa o artificial: generan calor residual que se acumula.
- Mantén persianas, cortinas y estores cerrados durante el día para evitar que el calor entre.
Foto de portada | Dan Counsell en Unsplash
En Xataka SmartHome | Así he vencido al calor por las noches: el modo poco conocido del ventilador que lo cambia todo
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La noticia
Dormir bien en verano: cómo refrescar la casa sin aire acondicionado (y sin arruinarte)
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Jose Antonio Carmona
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