No es algo a lo que esté acostumbrado, todo hay que decirlo, pero en una sola semana he sufrido tres cortes eléctricos (bueno, microcortes). Sin previo aviso y de forma totalmente inesperada, la luz se fue en mi barrio y en otros de la ciudad, y ahí descubrí qué ocurre cuando tienes casi todo conectado al WiFi y hasta qué punto un hogar conectado puede quedarse vendido en estas situaciones.
Han sido varios los apagones que he tenido y, más allá del sobresalto —dos ocurrieron de madrugada—, lo que más me ha fastidiado es que han desconfigurado parte de mi casa inteligente. Tanto, que después del tercero llegué a plantearme si merecía la pena volver a configurarlo todo… por si acaso venía un cuarto.
Fueron tres microcortes que no duraron más de dos minutos, pero la sombra del apagón de abril sigue presente y cualquier caída de tensión hace que nos temamos lo peor. Más aún cuando el problema afecta a distintos barrios y transformadores, lo que deja claro que no se trata de una avería puntual.
No recibimos ningún aviso. La luz desapareció de golpe y, al ser de madrugada, nos enteramos cuando volvió: el robot de limpieza arrancando solo y, para rematar, todas las luces encendidas. Imagina estar dormido y que, de repente, se activen el ventilador de techo y otras cinco luces más. No es la mejor manera de cuidar el corazón, desde luego.
Hasta hace unos años, lo más molesto tras un corte de luz era que algunos relojes perdían la hora: tocaba poner en hora el horno, el microondas y poco más. Pero desde que tengo el hogar conectado, los problemas se han multiplicado. Y atención, porque la lista es larga.
Las luces a prueba
Las bombillas se encendieron todas a la vez. Para que te hagas una idea, además de los tres ventiladores, tengo unas 15 luces entre focos empotrados, lámparas y tiras LED. Todas ellas se activaron de golpe, pero lo peor no fue eso.
Muchas de esas bombillas se desconfiguraron por completo. Dejaron de responder al control por voz o a la app del móvil: solo podía encenderlas con el interruptor tradicional. Ni con Alexa funcionaban. Y tocó reconfigurarlas una por una… un auténtico planazo.
La verdad es que solo una marca se salva en todo este lío. De todas las luces inteligentes que tengo repartidas por casa, únicamente Tapo (TP-Link, para entendernos) ofrece una solución realmente práctica.
En su aplicación —la heredera de la antigua Kasa— aparece una opción específica para decidir cómo se comportan las bombillas cuando vuelve la corriente después de un apagón. Según me han contado amigos que usan otras marcas, Philips Hue también tiene algo parecido, aunque cada una lo llama a su manera: “restaurar estado anterior”, “encendido tras corte”… En Tapo, la traducción es un poco extraña (“cuando la energía se corta pero vuelve”), pero al menos la función existe.
El problema es que, entre las tres marcas de iluminación que tengo en casa, Tapo es la única que me permite configurarlo. Y después de varios sustos, he aprendido la lección: lo más seguro es dejarlo siempre en “mantener apagado” o “recordar el último estado”. Así evito que, tras un apagón, todas las luces decidan encenderse a la vez como si estuviera montando una fiesta sin querer. Además, ahorro energía, me evito sobresaltos innecesarios y mantengo a raya el caos típico que puede provocar el hogar conectado cuando la electricidad vuelve de golpe.
También las regletas
Más allá de las luces las regletas también se llevan su parte. Tengo dos regletas WiFi donde conecto una lámpara, un altavoz con Alexa, un par de Nest Mini y dos HomePod mini y cuando volvió la electricidad, encendió todo de golpe… por eso escuché un el clásico ruido que hacen los altavoces al encenderse (sobre todos los Nest) mientras intentaba volver a dormir.
La suerte y la lógica. La parte positiva es que en las regletas y enchufes conectados no tengo dispositivos y aparatos que den calor enchufados. Cafeteras, calefactores, estufas, placas portátiles o cualquier aparato que genere calor deben ir siempre a enchufes tradicionales para evitar situaciones comprometidas.
Una solución posible era buscar entre los ajustes algo así como una forma de configurar el “comportamiento tras pérdida de conexión” pero no he encontrado nada similar ni en Home, Alexa ni Google Home. Ni tan siquiera en las apps de dispositivos que tengo conectados. La idea era cambiar la opción a no ejecutar rutinas al reanudarse, pero no ha sido posible.
La solución podría ser un SAI
He llegado a plantearme usar un SAI para proteger los dispositivos clave de casa, pero siendo realistas, no es la solución mágica. En un hogar conectado como el mío, donde tengo decenas de aparatos inteligentes repartidos por todas las habitaciones, no tiene sentido intentar ponerles un SAI a todos.
Durante un tiempo pensé en instalar un SAI compacto solo para mantener encendidos el router y la ONT durante unos minutos. Pero, aunque eso evitaría que Internet cayese de golpe, el problema de fondo seguiría ahí: si la luz del resto de la casa se va, cuando vuelve se produce ese “efecto rebote” que hace que varios dispositivos arranquen a la vez y se enciendan de forma caótica. Y eso no se soluciona únicamente manteniendo el router activo.
El temor a que se rompa algo
Eso por no mencionar que cuando se va la luz en casa, siempre me entra el mismo miedo: que al volver venga un pico de tensión y termine estropeando alguno de los aparatos que más uso. Y la verdad es que no es una paranoia, porque estos “subidones” son más habituales de lo que pensamos, sobre todo cuando la instalación es antigua o hay muchas viviendas enganchándose a la red al mismo tiempo después del corte.
En casa tengo una regleta con protección contra sobretensiones que filtra picos y que lleva un fusible o sistema de desconexión. No son caras y pueden salvar los aparatos conectados frente a este problema, pero el problema es que las dos regletas conectadas no tienen esa función.
Un SAI de los mencionados antes también sirve. Si tienes uno, basta con uno sencillo, se pueden mantener encendidos unos minutos los dispositivos clave y evitar que un apagón o un pico de tensión “se los cargue”.
El problema es que hasta ahora no era algo normal, pero si en tu casa pasa de vez en cuando otro truco que puedes poner en práctica es desenchufar lo que consideres “crítico” cuando veas que la luz empieza a parpadear o sospechas que un corte puede darse repetirse. Sirve para estar tranquilo al saber que la lavadora, el televisor o el PC no están expuestos justo en el momento en el que la corriente vuelve con más fuerza.
No obstante, en este sentido lo que sí que tengo es un protector contra sobretensiones instalado en el cuadro eléctrico que protege toda la casa ante posibles picos de luz. Los hay de dos tipos:
- Permanentes: reaccionan ante subidas prolongadas
- Transitorias: actúan frente a picos rápidos
Con el tiempo he aprendido que conocer bien el cuadro eléctrico de casa es casi tan importante como cualquier aparato del hogar conectado. Saber para qué sirve cada interruptor, tener una instalación actualizada y, si es posible, acompañarla de las otras medidas de protección que menciono, marca una gran diferencia. Gracias a todo esto puedo tener la tranquilidad de que mis dispositivos estarán a salvo ante picos de tensión después de un apagón y evitaré esos comportamientos extraños que a veces aparecen cuando la luz vuelve de golpe.
En Xataka SmartHome | Quiero tener mi propio kit de supervivencia en casa y esto es lo que me planteo comprar para aguantar en caso de catástrofe o apagón
–
La noticia
La casa inteligente tiene un problemón con los microcortes de luz: cada apagón deja todos mis cacharros patas arriba
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Jose Antonio Carmona
.