He de reconocer que en alguna ocasión con prisa tuve la tentación de utilizar el agua que sale del grifo caliente para cocinar, evitando así tener que esperar a que se caliente desde cero hasta llegar a ebullición.
Sin embargo, esta es una práctica poco recomendada por los expertos, y de hecho en cuanto te paras un poco a pensarlo tiene todo el sentido, sobre todo si para conseguir este agua caliente usamos sistemas de almacenamiento intermedio como los termos.
Por qué no es buena idea usar el agua del grifo caliente para beber
El agua que sale de nuestros grifos en general es potable y de muy buena calidad, incluso hay estudios que dicen que puede ser mejor que la embotellada por contener menos microplásticos.
Como señala el profesor Peter Jarvis en la Universidad de Cranfield, el agua del grifo debe tener estas cualidades: ser clara, transparente y no tener olor ni sabor ninguno, por lo que si tiene un aspecto anaranjado, marrón o huele a algo (incluso como a cloro o lejía) podría indicar un problema.
Y en la mayoría de pueblos y ciudades españoles podemos consumir tranquilamente el agua del grifo que viene directamente desde el origen de la distribución, aunque no tanto la que se ha quedado acumulada en nuestras tuberías e instalaciones domésticas, especialmente en las que conducen el agua caliente.
Como señalan algunos expertos, el problema es que en algunas viviendas antiguas con instalaciones obsoletas puede darse el caso de las que las tuberías que transportan el agua hasta el grifo estén corroídas, oxidadas, deterioradas o simplemente sucias por la acumulación de residuos durante años.
El calor ayuda además a disolver partículas de las tuberías en el agua, como metales (plomo, cobre, hierro) o monómeros de PVC, que pueden ser ingeridas y perjudiciales para la salud.
Esto es algo que pude comprobar hace años cuando cambiamos el calentador de agua viejo por un termo nuevo, ya que el agua que salía del grifo tenía un color como blanquecino-amarillento debido a años de acumulación de residuos en las tuberías.
Y es algo que puede darse también si lo que tenemos es un termo antiguo ya con muchos años de uso, donde la cal y otros residuos pueden irse acumulando en su interior y quedando también en la tubería del agua caliente. Situación que se agrava por el hecho de que muchas de estas sustancias contaminantes tienden a disolverse mejor en agua muy caliente, existiendo mayores concentraciones perjudiciales que en las tuberías de agua fría.
¿Qué podemos hacer? Pues si es agua para ducharnos con dejarla correr unos segundos puede ser suficiente. La «regla de las 4 horas» por ejemplo propone que si un grifo no ha estado abierto durante las cuatro horas anteriores lo recomendable es dejar correr el agua entre 15-60 segundos o hasta que el agua salga fría.
Aunque esto sería para beberla, algo que no conviene hacer con el agua que sale del grifo caliente, sobre todo si como hemos dicho tenemos una instalación o termo ya con muchos años. Como explica Joan Grimal, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) en esta entrevista, es mejor usar el agua fría del grifo y si lo necesitamos calentarla después en los fogones o el microondas, ya que así se evita el contacto de la temperatura con las tuberías.
Imagen portada | Swanky Fella
En Xataka Smart Home | En Xataka Smart Home | Esta es la inesperada ventaja de hervir el agua del grifo en casa antes de beberla o de usarla para cocinar
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La noticia
Hay gente que bebe o cocina con el agua que sale del grifo caliente. Este es el motivo por el que no conviene hacerlo
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por
Paco Rodríguez
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