Cuando suben las temperaturas, todos pensamos en métodos tradicionales para refrescarnos y sobreponerse al calor. Lo que no todo el mundo tiene en cuenta es que la sabiduría popular es fundamental y hay un remedio básico que nos ayuda a refrescarnos: lo que comemos.
Porque cuidar la alimentación es fundamental para protegerse frente a las altas temperaturas. En mente tenemos todos esos alimentos que asociamos al verano, pero más allá existen una gran cantidad de productos que nos pueden ayudar a combatir los rigores del verano. Para combatir el calor, hay que tener en cuenta nuestra despensa y cargarla con los productos más apropiados y fijarse en algunos aspectos.
Presta atención a tu despensa

Foto de Jill Wellington
Hidratarse es importante sino fundamental y ya lo vimos al hablar sobre cuánta agua determinan los expertos que hay que beber en verano. Pero además de agua, que sigue siendo lo más recomendable, la alimentación también juega un papel esencial en la hidratación.
Por ejemplo, la leche desnatada resulta incluso más eficaz que el agua para retener líquidos y electrolitos. Algunas bebidas deportivas y refrescos pueden complementar, pero no superar, la eficacia del agua.
En cambio, el alcohol tiene efecto diurético y contribuye a la deshidratación. Lo mismo ocurre con la cafeína. La cafeína puede dificultar la hidratación por su efecto diurético, especialmente si se consume en grandes cantidades (más de dos tazas de café). Sin embargo, este efecto disminuye en personas habituadas a su consumo.

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¿Y qué pasa con una cerveza bien fría? El inconveniente de la cerveza, al igual que ocurre con otras bebidas alcohólicas, es que no contribuye de forma efectiva a la hidratación. De hecho, su efecto diurético favorece la pérdida de líquidos, lo que puede agravar la deshidratación en lugar de aliviarla.
Respecto a las bebidas calientes, existe una creencia que afirma que pueden ayudarnos a regular la temperatura corporal, ya que estimulan la sudoración, mecanismo natural para enfriar el cuerpo. Sin embargo un estudio llevado a cabo por un grupo de investigadores de Reino Unido determinó que no hay diferencia significativa entre caliente y fría. En el estudio, solo la bebida fría redujo transitoriamente la sudoración, aunque la bebida caliente igualó a la fría en cuanto al rendimiento.
El sudor regula la temperatura corporal, pero es más efectivo en climas secos, donde se evapora rápidamente. En ambientes húmedos o si ya estamos sudando, beber algo caliente no ayuda a refrescarnos.
¿Y qué pasa con el picante? De forma similar, los alimentos picantes, gracias a la capsaicina, provocan una respuesta térmica que también puede generar sudor y contribuir a refrescar el organismo. De hecho, hay en PubMed Central también relacionan el picante como protector: “Muchas especias, como el clavo, el orégano, el tomillo, la canela y el comino, se han aplicado para tratar enfermedades infecciosas o proteger los alimentos porque se ha demostrado experimentalmente que poseen actividades antimicrobianas contra hongos y bacterias patógenos y causantes de descomposición”. Hay que tener en cuenta que el picante, gracias a la capsaicina, estimula los receptores del calor en el cuerpo, provocando sudoración, lo que ayuda a refrescarnos de forma similar a las bebidas calientes.
En cuanto a los alimentos sólidos, las frutas y verduras con alto contenido en agua son grandes aliadas en verano. La sandía, el melón, los higos, las cerezas o las uvas destacan por su poder hidratante. Verduras como el pepino (con un 95% de agua) o el tomate (con un 94 %), son perfectos aliados para completar una ensalada con lechuga (un 96% de contenido de agua) y apio (un 95% de agua).

Foto de Elaine Bernadine Castro
Además de la hidratación, en verano hay que extremar las precauciones con la seguridad alimentaria. El calor favorece la proliferación de bacterias y parásitos, lo que acelera la descomposición de los alimentos, haciendo que se estropeen más rápido en verano.
Para evitar intoxicaciones, la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) recomienda seguir pautas básicas como cocinar bien los alimentos de origen animal, no mezclar alimentos crudos con cocinados, y consumirlos poco después de su preparación. En este sentido, el uso de especias picantes también podría tener un efecto antimicrobiano, y sobre este tema versa un estudio premiado por la Facultad de Ciencias de la Salud y de la Vida de la UPF y el Parque de Invesigación Biomédica de Barcelona (PRBB).
Por último, escuchar al cuerpo suele ser buena idea. En épocas de calor, las comidas ligeras y fáciles de digerir son preferibles a comidas copiosas que provoquen digestiones pesadas. Eso sí, o nada están esperando, es clave asegurarse de que los platos sean nutritivos y variados, para no comprometer la calidad de la dieta.
Foto de portada | Alex Quezada
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La noticia
La alimentación es el mejor aliado contra el calor (y nuestras abuelas ya lo sabían)
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Jose Antonio Carmona
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